La Voz de Galicia

«Galicia es un destino de primerísimo nivel»

Mercados

27 Feb 2022. Actualizado a las 05:00 h.

Las viviendas de uso turístico comenzaron a sufrir a mediados de la pasada década duras críticas públicas, y a medida que crecían en número se desarrollaron leyes para regular la actividad en cada comunidad autónoma. El resultado es que entre la presión fiscal, las leyes de la propiedad horizontal y de arrendamientos urbanos y la pandemia en España se frenó el fenómeno hasta decaer en torno a las 246.000 unidades, «un 1,2 % del parque residencial», recuerda el representante estatal de las diferentes asociaciones tratando de desmentir la influencia en el encarecimiento general de la vivienda. Bartolomé Gomila, Tolo, presidente de la Federación Española de Asociaciones de Viviendas y Apartamentos Turísticos (Fevitur) desmonta otro mito de este modelo vacacional al recordar que el 96 % de los propietarios de esa bolsa de pisos y casas son ciudadanos españoles que solo buscan rentabilidad en activos inmobiliarios, y que hasta los grandes grupos internacionales del sector hotelero (Marriott, Hyatt o Accor) han acabado creando sus propias plataformas de comercialización de viviendas. Con estas incorporaciones, el sector aporta 63.000 millones al PIB y ya representa en España un 33 % de la oferta de alojamiento.

Más gasto por turista

Gomila tumba otro tópico, el relativo al nivel de gasto de los usuarios de pisos turísticos. El Instituto Nacional de Estadística ha comenzado a tener en cuenta este modelo y en su último informe trimestral indica que el coste por estancia en hoteles ronda los 965 euros, mientras que en los pisos es de 1.226 euros. Y lo explica: «La estancia es más larga, porque el 75 % son familias, y el peso del alojamiento en la factura final de las vacaciones solo llega al 33 %, lo que permite trasladar el gasto a otros negocios».

La tendencia, explica el presidente, es que la oferta en las costas españolas siga estabilizada tras el descenso registrado en los últimos meses, mientras que el segmento urbano sufrirá incluso un poco más por el retroceso del sector de congresos. «No es el caso de Galicia, que ha tenido un aumento porque se ha convertido en un destino de primerísimo nivel. El cliente español ha elegido lugares sin masificación, con modalidades de alojamiento con más intimidad y menos zonas comunes».

 


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