Los candidatos a la fiscalía de Lugo tienen 10 días para presentarse

La fiscalía lucense va camino de batir récords de fiscales. En poco más de cinco años, cuatro distintos al frente de la jefatura. La plaza vuelve a estar nuevamente vacante como consecuencia del fallecimiento de Juan José Begué que se produjo a finales del mes de noviembre del pasado año.

El Boletín Oficial del Estado publicó ayer una orden del Ministerio de Justicia convocando los destinos vacantes en la carrera fiscal. En la lista está uno para la Fiscalía del Tribunal Supremo, en Madrid y los demás corresponden a Córdoba, Badajoz, Ourense, Guadalajara y Lugo.

La plaza de Lugo es de segunda categoría y podrán optar a la misma los fiscales que tengan la misma y lleven al menos diez años de servicio en la carrera fiscal. Las solicitudes han de ser dirigidas al ministro de Justicia y presentadas en el Registro de la Fiscalía General del Estado, en el del Ministerio de Justicia o ante el fiscal jefe actual. En este último caso, el plazo establecido es de siete días naturales.

Las normas contenidas en la orden indican que los solicitantes podrán acompañar a su instancia una relación de circunstanciada de méritos, publicaciones, títulos académicos o profesionales y cuantos otros datos relativos a su actividad profesional estimen de interés.

Desde principios del año 2010 pasaron por la jefatura de la fiscalía lucense tres fiscales. El vasco Jesús Izaguirre, llegado a Lugo para sustituir a Jesús García Calderón, que fue nombrado fiscal superior de Andalucía, no llegó a agotar su mandato y en plena investigación de la operación Muralla fue designado para la fiscalía de Vitoria.

Para cubrir su vacante vino a Lugo, Jacinto Fernández Villalbilla, hasta entonces responsable de la demarcación de Ponferrada. Esta persona no llegó a agotar el mandato. Se incorporó a principios de 2010 y dos años después pidió el traslado de nuevo a Ponferrada por cuestiones de carácter personal. En ese momento en la fiscalía lucense comenzaban a acumularse grandes asuntos como consecuencia de las operaciones judiciales que estaban en marcha.

La silla vacante fue cubierta por el coruñés Javier Rey Ozores. Tampoco llegó a cumplir todo el mandato para el que fue elegido porque, después de una serie de cambios, solicitó la jefatura de A Coruña y se la concedieron.

A Lugo fue enviado un fiscal que estaba en la capital herculina, Juan José Begué. Asumió su puesto el 24 de julio de 2013. Impulsó algunas causas en tiempo récord porque se trataba de una persona muy resolutiva, sin embargo en algunas causas redujo drásticamente el número de imputados. Begué, de 44 años, apareció muerto en su casa de A Coruña el pasado 25 de noviembre.

Puesto clave

A nadie se le escapa que el puesto de fiscal jefe de Lugo es clave. Aunque el fallecido Juan José Begué despachó muchos asuntos pendientes, al nuevo le quedan todavía muchos como, por ejemplo, la operación Carioca o la Pokémon. A mayores resta por saber si el nuevo jefe apostará por una fiscalía activa, con acciones propias o si, por el contrario, optará por seguir la línea de los últimos años en los que el órgano se dedicó a recibir instrucciones de las juezas y en algunos casos descafeinarlas.

Comienzan las quinielas con los aspirantes

Todo apunta a que el próximo fiscal jefe de Lugo vendrá de fuera. Aunque puede ser prematuro, ya comienzan a circular algunas quinielas. Por ejemplo, en ambientes judiciales de la ciudad, se especula con la posibilidad de que la plaza sea solicitada por el actual fiscal jefe de Ourense, Florentino Delgado Ayuso, que lleva once años en la ciudad ourensana. Agotó su nuevo mandato y su plaza está a concurso. En la ciudad de As Burgas, sin embargo, ven poco factible que pueda estar interesado por la plaza de Lugo.

Todo apunta a que no habrá ningún fiscal de los que actualmente desempeñan en la fiscalía lucense que presenten candidatura para optar a la jefatura. Está totalmente descartado que lo haga el actual teniente fiscal Jesús Álvarez, que efectuó las funciones de jefe en los últimos años en varias ocasiones como consecuencia de las constantes vacantes que se produjeran.