La Voz de Galicia

Túnez pone a prueba su frágil democracia

Internacional

Javier Martín Túnez / Efe
Una terna de favoritos a la que se suman también el actual primer ministro, Yusef Chahed

Los favoritos son un influyente clérigo moderado y un magnate al estilo de Berlusconi

02 Sep 2019. Actualizado a las 22:36 h.

La campaña para las segundas presidenciales libres de Túnez arrancó este lunes entre dudas sobre la solidez de su joven y frágil democracia y la polémica en torno a la participación del magnate de la televisión Nabil Karoui, un populista que lidera las encuestas desde la cárcel. Este empresario al estilo de Silvio Berlusconi, un reputado clérigo islamista moderado de origen morisco y un político del sistema que colaboró con la dictadura se perfilan como principales aspirantes a la Presidencia de Túnez en las elecciones del próximo día 15.

Una terna de favoritos a la que se suman también el actual primer ministro, Yusef Chahed, y la controvertida abogada Abir Moussi, que lidera a los nostálgicos de la tiranía de Zinedin el Abedin Ben Alí, derrocado en el 2011. Si ninguno de los 26 candidatos en concurso logra la mayoría absoluta se deberá celebrar una segunda vuelta antes del próximo 3 de noviembre.

Abdelfatah Morou, actual presidente interino del Parlamento, está considerado uno de los grandes teóricos del islam político. En 1969 Morou fundó el movimiento Ennahda junto a su actual presidente, Rachid Ghannouchi. Con la caída del dictador Ben Alí, ambos líderes dieron un impulso más moderno y pragmático partido Ennahda. Así en un histórico congreso en mayo del 2015 por primera vez un movimiento islamista separaba la acción política de la predicación religiosa, decisión pionera en el mundo musulmán refrendada después en las urnas (son primera fuerza en el Parlamento).

Su principal competidor es Nabil Karoui (1963), que comenzó a hacer fortuna durante la dictadura como directivo en Francia y que durante la revolución se convirtió en una pieza clave para la supervivencia de la vieja clase política. Su cadena, Nessma TV -la más vista del país y de la que el propio Berlusconi es accionista- fue la primera en ofrecer debates políticos y la ventana desde la que el presidente Beji Caïd Essebsi, fallecido el pasado julio, saltó a la palestra en plena revuelta. Amarrado a un discurso populista, lidera las encuestas gracias sobre todo a sus visitas al interior del país y a los barrios más desfavorecidos, donde reparte medicinas y otros productos esenciales y cala su discurso contra «la casta» de Túnez, convenientemente difundidas por su cadena.

Su propuesta de liberalizar la economía y abrir el país a la inversión extranjera le convierten, además, en el enemigo de las élites con las que durante un tiempo trató de codearse y en el candidato favorito de los embajadores extranjeros destacados en el país.

Expertos aseguran que Karoui -encarcelado hace tres semanas tras ser acusado de evasión fiscal y blanqueo de capitales- atrae, igualmente, el voto femenino, que será clave ya que se calcula que de los nuevos electores, 1,2 millones serán mujeres.

Al pulso Morou-Karoui se suma el actual ministro de Defensa, Abdelkarim Zbidi, un viejo aparachik de la dictadura que se bajó del carro durante la revuelta y se perfila como el candidato del sistema que domina desde la independencia de Francia.

 


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