Basket-AVE
Galicia
12 Mar 2013. Actualizado a las 07:00 h.
¡Rajoy, non te votes de valiente! Eso hubiera dicho mi padre -estoy seguro- si hubiera podido oír al presidente del Gobierno prometer que el AVE llegará a Galicia en el 2018, es decir, dentro de un lustro. Porque -es cierto-, hay que ser muy valiente, o quizá muy temerario, para afinar fino en una fecha después de haber podido constatar que el AVE es como un monstruo capaz de comerse las promesas de presidentes del Gobierno y de la Xunta, de ministros y conselleiros de la cosa y de todo tipo de autoridades que se han atrevido a desafiar la maldición de un tren cuya finalidad parece consistir en no llegar jamás al punto de destino.
En realidad -después de tanto tiempo y tantas decepciones lo sabemos- los plazos del AVE son tal que esos cinco minutos finales de un partido de baloncesto que, como aquellas pilas Duracell del conejito con tambor, duran y duran y duran. Así los plazos del AVE, que se van estirando como un chicle y que también dejan a quien los manipula las manos llenas de pegotes.