La Voz de Galicia

«Aquí, un doctorado no está valorado»

Galicia

doctora en ingeniería. tiene el título internacional

23 Jan 2011. Actualizado a las 06:00 h.

Cuando terminé la carrera, en el 2004, los ingenieros encontraban muy pronto trabajo». Marta Cardín, una joven lucense de 33 años, lo sabe bien porque fue una de las que nada más terminar empezó a trabajar en la empresa privada. Su currículo tampoco era uno cualquiera. Fue primera de su promoción y premio extraordinario al mejor expediente académico en la titulación de ingenieros agrónomos, tanto a nivel de Galicia como a nivel estatal. Cuando terminé en la facultad me dijeron que continuara, pero quería trabajar. «Era mucho más fácil que ahora y estuve dos años en la construcción del nuevo hospital de Lugo», explica.

Pero fue tras esa etapa cuando volvieron a ofrecerle que regresara a la facultad. Su expediente la avalaba y obtuvo, a través del programa de formación de docentes del Ministerio de Educación, un contrato de cuatro años para realizar el doctorado. Hizo el internacional, donde hay que hacer una parte en inglés, y su nota fue sobresaliente cum laude. «O hacías la tesis ahora o no la hacías nunca. Luego, el hecho de dar clase en la universidad y hacer ahí carrera también era atractivo», cuenta.

El problema es que ahora terminan esos cuatro años. Por eso, teme que a partir del 1 de mayo tenga que volver a empezar en el mismo punto en el que estaba cuando terminó la carrera. «¿Y los cuatro años que han estado pagando los españoles para formarme y poder estudiar fuera viendo proyectos en otras zonas?», pregunta.

Y recuerda todo el esfuerzo realizado durante un tiempo en el que lo que puedes ganar no llega para nada. «Porque no tienes ni coche, ni hipoteca», explica al tiempo que asegura que, al final, no recibes lo mismo que das. Esa es la razón por la que, a veces, «acabas frustrándote». Porque «tienes unos resultados excelentes y las puertas están cerradas», añade.

Paradoja

Explica que, en base a su experiencia, «tener un doctorado en España no está nada valorado». En Holanda, donde estuvo haciendo una estancia, la cosa cambia. «Cada doctor tiene que trabajar en la docencia y en la investigación una vez terminados los estudios para rentabilizar lo que han invertido en formación en la universidad», asegura. Y dice que «lo que no es justo es que aquí corten el grifo a la mitad. Porque han quitado todas las becas y ayudas que había para continuar en la institución». Y el suyo es un sueño que parece haberse quedado a la mitad.


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