La Voz de Galicia

A Grella dos Avós, un ejemplo en Narón de cómo los hábitos adquiridos por la pandemia perduran

Narón

A. F. C. NARÓN / LA VOZ

La cocinera naronesa Eva Blanco prepara menús para llevar y organiza eventos

12 Mar 2022. Actualizado a las 09:43 h.

La hostelera Eva Blanco García (Narón, 56 años) reconocía hace un año que la pandemia le había hecho un favor: «No tenía vida, he ganado tiempo y tranquilidad». El covid le obligó a frenar en seco después de cuatro años de ritmo acelerado en el restaurante A Grella dos Avós, que abrió en 1995 y al que volvió hace un lustro, tras varios años en otras manos. Visto con perspectiva, el cambio de hábitos que impuso el coronavirus le ha beneficiado, en lo personal y en lo profesional. «Estoy muy contenta, mucho más que antes. Continúo preparando comida para llevar [a diario] y hago eventos presenciales los fines de semana. Sigo estando sola, eso sí, pero tengo más tiempo y puedo organizarlo todo mejor», agradece.

Hasta el 16 de julio ya tiene todos los fines de semana reservados para celebraciones de cumpleaños, bautizos, primeras comuniones o bodas. Aunque el comedor de este establecimiento de Sedes, de 180 metros cuadrados, tiene capacidad para 104 comensales, prefiere no trabajar para más de 60. «Quiero que estén cómodos, que no haya agobios, y sigo con mesas de seis o de ocho, según el tipo de banquete», explica.

Eva se ocupa de todo, desde quedar con los clientes para elegir el menú —«nada de teléfono, en persona, cara a cara»—, adaptado al poder adquisitivo de cada uno, hasta ir al mercado y preparar los platos (la carne a la parrilla, que dio nombre y prestigio al restaurante, figura entre lo más demandado). Hace dos años que tomó el control de los fogones: «Para mí es un privilegio trabajar así, lo organizo todo en función de mi tiempo, compro lo que necesito para cada evento y no tengo problema de perder productos perecederos».

Esta empresaria contrata personal de servicio para atender los eventos, en función de las necesidades. En las recientes jornadas del cocido, hubo grupos que llamaron para juntarse por semana. «Al ser todo concertado, no me importa, me adapto aunque no sea sábado o domingo. Y para la gente es un lujo porque tienen todo el espacio para ellos, como si solo son ocho personas», indica.

Durante la semana, Eva atienda a la clientela fija. El servicio de comida para llevar, con reparto a domicilio, continúa funcionando, aunque las restricciones en la hostelería ya casi han desaparecido. «Es poca gente, pero muy buena, empleados de oficinas y personas mayores, que llaman directamente o a través de los hijos», señala. Lo peor de la nueva rutina es la ausencia de compañeros, aunque la radio le ayuda a mitigar la soledad en la cocina.


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