Del Piojo al Pastilla, las fugas de prisión más sorprendentes
España
Un intercambio de hermanos, una salida de película y una evasión en unos altavoces son algunos de los casos más curiosos
14 Jan 2024. Actualizado a las 09:35 h.
Yousef Mohamed Lehrech, más conocido como el Pastilla, sigue en paradero desconocido después de fugarse, con una insólita tranquilidad, de la prisión de Alcalá Meco en la víspera de Nochebuena. La fuga de este sicario, que estaba entre rejas acusado de dos asesinatos, se fraguó gracias a un cuádruple fallo de seguridad, según reflejaron fuentes del centro penitenciario a Colpisa. «Es más fácil que te toque la lotería que lo que le pasó al Pastilla», afirma un funcionario de una prisión gallega, que considera así de improbable el éxito del sicario ceutí en su intento de huida. Lehrech recibió una visita de varios familiares en un locutorio y, mientras esperaba su turno para un vis a vis con su pareja, pudo juntarse con los familiares y allegados que abandonaban el centro madrileño. El Pastilla se encontraba en régimen FIES (Fichero de Internos de Especial Seguimiento), lo cual, a juicio de fuentes penitenciarias, hace ya inusual que encadene dos visitas consecutivas. El jueves, el Ministerio del Interior abrió expediente a al menos tres funcionarios de Alcalá Meco por la fuga del reo ceutí, tal como recoge Efe basándose en fuentes penitenciarias.
Cerca de 47.000 reos viven en las prisiones de España, aunque cerca de 80.000 pasan por ellas durante el año. Sin embargo, solo 22 presos lograron escapar de una prisión española desde el 2003.
Ayuda fraternal
Intercambio de gemelos. El refrán de que las gallinas que entran por las que salen se lo tomaron al pie de la letra dos hermanos pakistaníes con bastante parecido. Era el 2013 y todavía seguía en funcionamiento la mítica Modelo de Barcelona. Un reo se cambió con su hermano, que quedó entonces en prisión, y salió tranquilamente al exterior. Esta fuga puso el foco en uno de los métodos de control, el registro de huella, que por aquel entonces se hacía con tinta al no estar digitalizado. La fuga del ciudadano asiático aceleró la digitalización de esta medida de seguridad.
La fuga más preparada
El Piojo y su hermano. Pocos fugados urdieron un plan más elaborado que Jonathan Moñiz, conocido como el Piojo, y su hermano Miguel Ángel, alias el Negro. Ambos se fugaron de la cárcel de Valdemoro. Eran expertos butroneros y supieron sacarle partido a su experiencia. Fabricaron una llave que abría una sala en la que se almacenaban pertenencias que los presos no pueden tener en sus celdas. Los hermanos y un tercer cómplice serraron pacientemente los barrotes de esta sala, a la que apenas accedían los funcionarios. El 5 de diciembre del 2020 lograron escapar, tras saltar a un tejadillo y eludir la valla perimetral. Quedaba la parte del plan más digna de Hollywood: los dos hermanos lograron saltar un muro de siete metros y culminar su plan de huida. El tercer reo no consiguió eludir el muro y fue interceptado. El Piojo y el Negro duraron dos meses lejos de la cárcel. Fueron nuevamente arrestados y, de hecho, hasta marzo del 2023 el mayor de los hermanos estuvo preso en la cárcel de Teixeiro.
Dos etarras
Un altavoz. El exetarra Iñaki Picabea, condenado a 33 años de cárcel por participar en el atentado contra el concejal de Irún Julio Martínez, logró escapar junto al escritor Joseba Sarrionandia, también entonces miembro de la banda terrorista. Lo hicieron con un sorprendente colaborador: el músico Imanol Larzabal. Ambos aprovecharon un concierto suyo en la cárcel de Martutene (Guipúzcoa) para esconderse en los bafles del grupo musical y escapar del centro penitenciario. Picabea fue detenido dos años más tarde en Francia. Joseba Sarrionandia permaneció huido más de 30 años hasta que reapareció públicamente en Cuba en el 2016 y, un lustro después, regresó a su pueblo en Vizcaya.
El Postureo
Un beso a su madre. Bilal Momouni se fugó de la cárcel en el 2021. Logró su propósito tras trepar por un muro del módulo de presos conflictivos de la prisión de Melilla. Afirmaba que solo quería salir para darle un beso a su madre. El reo logró escapar tras una negligencia de dos funcionarios, que no se percataron de su intento. «Yo los veía, pero ellos a mí no me vieron porque no miraron. De haber mirado, me habrían visto», afirmó Bilal en un vídeo que subió a las redes sociales. «¿Qué pasa, señor agente? Me he escapado, pero mañana vuelvo», afirmaba en una de sus publicaciones, que desveló el periódico Melilla Hoy. Su exhibición en internet fue determinante para que se cumpliera su promesa. Bilal fue capturado apenas 19 horas después de su huida de prisión en el barrio melillense en el que vivía su madre.
Un café antes de salir
Otra fuga sencilla. Un hombre de origen marroquí acudió, en la cárcel valenciana de Picasent, a una reunión con un agente judicial. El recluso aprovechó que la puerta del locutorio estaba abierta para escapar tranquilamente de la prisión, en una fuga improvisada y similar a la del Pastilla. Tal fue su falta de nerviosismo que incluso llegó a tomarse algo en la cafetería del centro, según afirmaron fuentes penitenciarias a Levante. El reo cumplía la pena mínima de cárcel, después de cometer varios delitos de desobediencia en la pandemia y de ausentarse a su citación en un centro de inclusión social de Almería. Seis funcionarios fueron investigados por este suceso.