La Voz de Galicia

Galicia emplea ya a 15.000 foráneos en bares y en obras por el déficit de personal

Economía

Mario Beramendi

25 Oct 2007. Actualizado a las 02:00 h.

La mitad de los extranjeros afiliados a la Seguridad Social que hay en la comunidad gallega trabajan en la hostelería y en la construcción. De los 30.013 cotizantes, 15.000 están empleados en estas actividades: 10.119 en las obras residenciales y 5.020 en bares, restaurantes y hoteles. La radiografía que traza el informe mensual de altas que elabora el Ministerio de Trabajo constata lo que han denunciado ya los empresarios gallegos de estos sectores en varias ocasiones y que es la falta de mano de obra oriunda para atender estos negocios. Ante esta tesitura, las patronales aplauden la decisión de la Xunta de formar a descendientes de emigrantes para cubrir el déficit de mano de obra.

Desde la Asociación Provincial de Empresarios de la Construcción de A Coruña (Apecco) recuerdan que muchos de sus socios han tenido problemas para encontrar trabajadores y apuestan por estrategias encaminadas a subsanar este déficit, como la adoptada por la Consellería de Traballo.

En un sentido análogo se pronuncia Ángel Fernández Presas, presidente de la Federación Gallega de la Construcción. «A nosotros nos parece una muy buena idea que la Xunta forme a trabajadores en la construcción porque es una vieja demanda: no hay que olvidar que en esta comunidad hay un déficit de personal especializado, es decir, lo que son los oficiales de primera, sobre todo albañiles y encofradores».

En el ámbito sindical, sin embargo, consideran que esta carencia se produce por las malas condiciones laborales que se ofrecen en la comunidad gallega, lo que explica que los obreros de Galicia se marchen a trabajar a Canarias. Según datos recabados por este periódico en las empresas constructoras, el salario de un peón raso oscila en Galicia entre los 1.000 y los 1.200 euros. En el archipiélago, en cambio, la remuneración es hasta dos y tres veces superior.

Mucha diferencia

«No es descabellado ver allí a obreros cobrar entre 3.000 y 4.000 euros», precisa Antonio Blanco, gerente de Construnor. Este profesional va más allá y advierte de que la llegada de mano de obra extranjera ya no será tan necesaria a partir del próximo año con la desaceleración de la edificación residencial. «No sé si nos sobrará gente», ironiza Blanco.

Al igual que en la actividad del ladrillo, los empleados de hostelería han denunciado en muchas ocasiones problemas para encontrar personal, especialmente en las épocas de mayor trabajo, como es el verano. Así lo hizo hace unos meses la Confederación de Empresarios de Hostelería de Galicia por boca de su presidente, Juan Silva.

La situación llegó a tal extremo que en A Mariña, por ejemplo, los dueños de negocios hosteleros se vieron obligados a contratar a profesionales dominicanos para atender la demanda de trabajo del mes de agosto.

En este sector, patronal y sindicatos han protagonizado una ácida polémica. Paulo Rubido, de la Confederación Intersindical Galega (CIG), se muestra extremadamente crítico. «Imos ser serios: un mozo galego bota contas e se atopa cun salario de 800 euros, unha xornada laboral de 12 horas é unhas libranzas que son anecdóticas; as condicións laborais que se están a ofrecer na hostelería non son presentábeis», denuncia el portavoz sindical. La central nacionalista va más allá y advierte de que, progresivamente, son los descendientes de emigrantes los que, tras un año o dos empleados, dejan los trabajos precarios en Galicia para buscar algo mejor en otras comunidades.

«Iso estámolo notando: os arxentinos e uruguayos chegan, botan un tempo na hostelería e marchan: esas condicións non as queren», explica Rubido. Los sindicatos sostienen que se trata de empleos eventuales, en los que lo más grave ya no es el sueldo, sino las condiciones horarias y de libranzas porque se trabaja en festivos y fines de semana.


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