La Voz de Galicia

Las prisas traicionan a Bale

Deportes

antón bruquetas redacción / La voz

Durante el calentamiento de la quinta jornada, la siguiente a su estreno, se lesionó durante el calentamiento del que sería su debut en el Bernabéu

04 Oct 2013. Actualizado a las 17:43 h.

Su incorporación a la plantilla del Real Madrid se retrasó hasta el último minuto. Aterrizó en el Bernabéu cuando el mercado de verano echaba el cierre. Pero mientras el fichaje no terminaba de entrar en ebullición, Gareth Bale (Cardiff, 1989) se declaró en rebeldía. Formaba parte de un proceso, que también encerraba efectos secundarios. Pocos entrenamientos de pretemporada al lado de sus ya excompañeros, mínimo fondo para sus cuádriceps de velocista. Y de pronto todo se aceleró. En unas horas, el mundo del galés se magnificó hasta el extremo. Pasó de defender la camiseta del Tottenham Hospur, con dos Copas de la Uefa y una Recopa, como máximas distinciones en su palmarés, a vestir la del conjunto blanco. Las nueve Copas de Europa que adornan sus vitrinas han instalado el nivel de exigencia del club permanentemente en la excelencia. El nuevo desafío de Bale, superlativo. Convencer a la grada de Chamartín de que cada uno de los aproximadamente 101 millones de euros desembolsados por él merece la pena.

Por eso, quienes conocen las entrañas del Madrid aseguran que tanto el jugador como Florentino Pérez, que capitaneó las negociaciones para que el futbolista terminase de blanco, deseaban verlo esprintar sobre el césped de su nueva casa. El entrenador, Carlo Ancelotti, era partidario de que su inclusión en el once fuese paulatina, de que desarrollase un plan especial para ponerse a tono. Pero ante el ímpetu del futbolista y del despacho le abrió un hueco ante el Villarreal en la cuarta jornada. Saltó de inicio en el Madrigal y marcó cuando llevaba 38 minutos en el campo. Aprovechó con olfato un envío sostenido de Carvajal desde la derecha. El arranque soñado, el de los grandes campeones.

Sin embargo, a partir de ese momento de gloria, las cosas parecen habérsele torcido a Bale. Durante el calentamiento de la quinta jornada, la siguiente a su estreno, se lesionó durante el calentamiento del que sería su debut en el Bernabéu. Una sobrecarga muscular en el muslo izquierdo chafó su participación en el Madrid-Getafe. Después, reposó en le controvertida victoria del grupo de Ancelotti en Elche. Y regresó en la segunda parte del derbi madrileño, donde el Atlético desdibujó a su vecino rico.

Pero todo apunta a que aquel retorno fue precipitado. Tras el choque, emergió de nuevo la sobrecarga. La recaída de la lesión lo dejó sin participar en el analgésico triunfo del miércoles por la noche en la Champions contra el Copenhague y lo ha hecho desaparecer de la lista de convocados para el enfrentamiento de este sábado frente al Levante. Estará, al menos, diez días de baja, anunció ayer el club. Bale viajará ahora con su selección para los próximos compromisos de clasificación para el Mundial ante Macedonia -el viernes 11 en Cardiff- y Bélgica -el martes 15 en Bruselas-, pero, para alivio del Madrid, ya se ha hecho oficial que no jugará.

El renacer de Di María

Con Bale ausente, la presión sobre el futbolista no ha hecho más que acrecentarse. No es solo «un hombre contra los cien millones», como así lo calificó Jorge Valdano. Ahora también siente el aliento de Di María, rival por su puesto. Y la sombra de Özil, a quien empujó a salir y que triunfa en la distancia.


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