Una visita a otro planeta

En un planeta llamado Planatoide vivía un alienígena llamado Yim. Él estaba triste porque su planeta no era conocido. Pero un día su tristeza se esfumó por completo: Yim se enteró de que existía una asociación que iba a mandar varias naves a otros planetas, cada una con un tripulante. No se lo pensó dos veces y se apuntó para ir en una de ellas. Yim fue el siguiente; lo mandaron a un planeta llamado Chinf-04. Yim estaba un poco nervioso, pero para tranquilizarse pensó en algo que le decía su abuelo: «Si no lo intentas, nunca conseguirás ayudar a los demás».

Y así lo hizo. Al cabo de un tiempo hubo unos fallos en la nave. Yim se había quedado sin combustible; tuvo que salir a por el de repuesto pero se le escapó el cable que lo sostenía. Para volver a cogerlo tuvo que soltar el combustible. Su nave se paró y cayó en un planeta diferente: la Tierra. Cuando aterrizó como pudo, escondió su nave en un bosque y, en su viaje, en una tienda de televisiones, vio el programa de una periodista famosa llamada Úrsula y decidió ir en su busca. Cuando por fin la encontró, en Nueva York, Yim le preguntó:

-¿Podría hacer que mi planeta fuese conocido?

La periodista le contesto:

-Pues claro ¿Pero cómo se llama?

-Yim.

-Es un nombre un poco raro para un planeta -contestó ella- pero…

Yim se había equivocado ¡Que faena!

-Ursula, lo siento me he equivocado; mi planeta se llama Planatoide. Yim es mi nombre.

Al día siguiente su planeta era ya súper conocido. Yim pensó:

-Mi abuelo estaría orgulloso de mí.

Yim escucho a su espalda una voz que decía:

-Yo siempre estaré orgulloso de ti.

Miró detrás suyo. ¡Era su abuelo! Yim le dio un abrazo gigante; después de dos minutos su abuelo se esfumó por completo pero siempre estaría con él.