Murray proclama su alternativa
A Coruña
29 Jan 2010. Actualizado a las 02:00 h.
Grita Andy Murray como loco, eufórico al levantar un partido delicad?o y proclamar su alternativa. Gana puntos espectaculares, enciende al público y aviva un sueño. Con el papelón del tenista escocés, convertido ya en finalista del Open de Australia, hay que desempolvar las hemerotecas. El tenis británico no celebra un título del Grand Slam desde 1936 y no tiene un finalista desde 1977. Frena a un gigante como el croata Marin Cilic, que lleva diez partidos seguidos sin perder, verdugo de Juan Martín del Potro, uno más que se postula para terminar con el dominio de Roger Federer y Rafa Nadal.
Impecable en la semifinal contra Nadal, Murray tardó en tomarle el aire al partido. Perdió el primer set, pero encauzó la situación para ganar por 3-6, 6-4, 6-4 y 6-2. El domingo discutirá el título con el ganador del duelo de hoy entre Roger Federer y Jo-Wilfried Tsonga ( Canal + Eventos, 9.30 horas ).
Sobrado de recursos, capaz de ganar esperando al rival o atacándolo sin pausa, como en cuartos contra Nadal, Murray aguardó algo más ante Cilic, más vulnerable que el español en peloteos largos. Tardó algo en encontrarse. Con un set en contra y 2-2, el escocés ganó un punto agónico, corriendo hacia adelante a una dejada, volviendo hacia atrás a por un globo y pasando al croata. Hay puntos que levantan el ánimo de un jugador y hasta varían el rumbo de un partido, y quizá ese, que condujo al primer break para el escocés, tuvo un significado especial. Ahí se desató con un grito atronador.
Espectacular a la carrera
Murray creció, Cilic empezó a encadenar errores y el partido cambió de color. Como un epílogo perfecto, ya con 5-2 a su favor en el cuarto set y 15-15, ofreció otro punto espectacular. Respondió a un resto angulado del croata con una derecha en carrera que pasó a un lado de la red, y no por encima, en vuelo rasante. No hubo grito esta vez, sino un gesto desafiante, serio, del que se siente ya sobrado. Una subida a la red y una buena volea y el partido casi había terminado.
A los 22 años, Murray llega a su segunda final de un gran torneo, lo que le convierte en el único británico que lo consigue en la era open. Perdió la del US Open del 2008 contra Roger Federer.
El último británico en jugar por el título de Australia fue John Lloyd, actual capitán del deprimido equipo británico de la Copa Davis, que perdió en 1977 contra el estadounidense Vitas Gerulaitis por 6-3, 7-6, 5-7, 3-6 y 6-2. Murray persigue un título que no viaja al Reino Unido desde que Fred Perry derrotó en Melbourne en 1934 a Jack Crawford por 6-3, 7-5 y 6-1.
Perry ganó ocho torneos del Grand Slam, el último en la final del US Open de 1936 contra Don Budge por 2-6, 6-2, 8-6, 1-6 y 10-8. Desde entonces, el tenis británico sufre un vacío que Murray puede cubrir. Aunque el escocés no se ve abrumado por la presión. «En Wimbledon es muy diferente, especialmente cuando estás dentro del torneo. Pero cuando estás fuera no te das cuenta. No hay periódicos que puedas leer, y televisión tampoco. Y eso es una ventaja», asegura.
Nadie ganó tantos títulos como Murray en el 2009. El británico venció en seis, pero pinchó en momentos culminantes. «Tuve derrotas muy dolorosas en el Grand Slam. En Wimbledon tuve la oportunidad de alcanzar la final y perdí un partido muy cerrado contra Roddick», recordó.
Federer-Tsonga, esta mañana
Federer y Jo-Wilfried Tsonga se disputan hoy la otra plaza en la final. Esta vez sucede al revés que la temporada pasada, cuando Federer jugó su semifinal un jueves y tuvo dos días libres antes del partido por el título, frente al único de Rafa Nadal, que había disputado un encuentro interminable el viernes contra Fernando Verdasco, y tuvo menos descanso. Ahora es Murray el que dispone de un día más antes de afrontar la final.