Memorias a los 90
Memorias a los 90
Martes, 05 de Noviembre 2024, 16:22h
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Shirley MacLaine siempre ha hablado con naturalidad sobre su vida privada. También sobre sus posiciones políticas o temas tan espinosos como la reencarnación, los ovnis o sus creencias espirituales. En The Wall of Life (El muro de la vida), sin embargo, su decimoquinto libro de memorias, escrito a sus 90 años, la actriz se desmelena repasando los hombres con los que compartió cama, amores y viajes, al tiempo que aprovecha para desmentir los rumores que la asocian a célebres compañeros de reparto y políticos de apellido Kennedy y revela que también hubo alguna rutilante estrella que la rechazó.
Robert Mitchum
«A mí me atraían los hombres complicados, los más robustos, como Robert Mitchum», cuenta MacLaine. En efecto, ella y su pareja en dos películas estuvieron juntos tres años, a pesar de que ambos estaban casados. El amor surgió en el rodaje de Cualquier día en cualquier esquina, en 1962. «Una persona muy compleja, irónica y tímida, todo un enigma, un desafío exquisito–describe la actriz–. Me enamoré de sus complejidades». Tres años después, sin embargo, la torpeza y pasividad de Mitchum (también en la cama, MacLaine dixit), terminaron apagando la llama. «En nuestro viaje a Nueva Orleans pasamos tres días a base de ostras frescas que bajábamos con absenta, pensé que me quedaría ciega –rememora la actriz–. Él pasaba el día tumbado pescando y contemplaba las estrellas. Al final, seguir con él se convirtió, para mí, en un trabajo». La ruptura vino después de que su marido, un empresario llamado Steve Parker con quien mantenía una relación abierta, quiso saber hasta qué punto le importaba su relación con Mitchum. «No lo suficiente como para divorciarme», respondió.
Steve Parker
«Era guapo, encantador, inteligente y tenía unos ojos azules de una profundidad y con una percepción que me conmovieron de inmediato». Shirley MacLaine estuvo casada con Steve Parker entre 1954 y 1982, en un matrimonio abierto. Ambos tuvieron aventuras al margen de su relación. Tuvieron una hija, Sachi, a quien ambos descuidaron, según contó ella después. También reveló que su papá la gritaba y dañaba su autoestima. «‘La idiota’ me llamaba, no me permitía leer y me dejaba sola muchas veces. Igual que mi madre; se olvidaba de mí». Hasta el punto de que, unas navidades, con 14 años, se olvidaron de recogerla del internado en Europa donde la habían enviado. Parker, finalmente, resultó ser un maltratador y un estafador que, según su hija, se aprovechó de las creencias espirituales de su madre para mentirla y quedarse con su dinero hasta llevarla a la bancarrota. La actriz, en todo caso, recuerda a Parker con emoción. «Fue el hombre que más me importó en la vida. Éramos almas libres. Y fuimos muy honestos: yo le contaba todo y él lo mismo, nos entendíamos».
Frank Sinatra y Dean Martin
Asegura MacLaine que su relación Dean Martin y Frank Sinatra fue mayormente amistosa. La actriz conoció a Martin en su segundo papel en Hollywood –Artistas y modelos (1955)– y se hizo íntima de Sinatra poco después, en el rodaje de Como un torrente, pero fue en 1960, tras interpretar a una joven ebria en La cuadrilla de los once, cuando se convirtió oficialmente en miembro del célebre rat pack, la cuadrilla que Sinatra y Martin formaron junto a Sammy Davis Jr., Peter Lawford y Joey Bishop. «La mayoría me consideraba como una mascota.». Aseguraba la actriz sobre Sinatra, que no era precisamente su tipo. «Era muy pequeño, flaquito, bajito», dijo de él. Más tarde, sin embargo, tanto Dean como Frank buscaron algo más. «Una noche visitaron mi habitación de hotel con delicadeza y por separado, cuando nadie más podía vernos».
Olof Palme
Tras marcarse un Camino de Santiago en el año 2000, MacLaine aseguro que, en una de sus múltiples reencarnaciones, fue amante de Carlomagno. Para entonces, su antiguo amante Olof Palme, primer ministro sueco entre 1982 y 1986, ya había sido asesinado, pero MacLaine aseguró que había descubierto que, en otra vida, Palme había sido el propio Carlomagno. Todo un círculo histórico ya que la actriz y el político se conocieron en los años 60, durante una Asamblea de la ONU, en Nueva York, sobre la guerra de Vietnam. «Recuerdo el momento en que me enamoré de él, en mi apartamento tras la reunión de la ONU. Estaba mirando fotografías mías, sonrió y le aparté el pelo de los ojos. Me miró los labios tímidamente y lo tomé en mis brazos. Nos convertimos en amantes durante años». Pasó tres años haciendo viajes clandestinos a Suecia, haciendo creer a la prensa que su nuevo amante era un diputado británico. Palme, al igual que ella, estaba entonces casado. No fue su único romance con un político en ejercicio: también tuvo una relación con Pierre Trudeau, primer ministro canadiense durante 16 años y padre del actual primer ministro.
Jack Nicholson
Jack Nicholson y Jack Lemmon ejemplificaron los tipos de hombres de los que MacLaine jamás se enamoraría. Sobre el primero, compañero de reparto en aquella joya universal titulada El apartamento, dijo: «Era una persona encantadora, pero a mí me gustaban hombres a los que tuviera que arreglar de alguna forma, descifrarlos; individuos dominantes en el plano sexual, peligrosos, aunque hasta cierto punto». Nickolson, por su parte, se hallaba en el extremo opuesto: «Es una de mis personas favoritas, pero hubiera sido imposible tener una aventura. Jack era demasiado peligroso, era incontrolable». Tras compartir protagonismo en La fuerza del cariño, sin embargo, se convirtieron en grandes amigos. «Me hacía reír todo el tiempo». Una complicidad que la actriz reveló en el discurso de aceptación de su primer Oscar: «Llevaba años deseando trabajar con Jack. Tenerlo en mi cama [en la película] ha sido toda una alegría a mi edad».
Danny Kaye
«Tuvimos una relación fabulosa, llena de amor, cielos estrellados, comida y humor». Shirley MacLaine llevaba más de una década casada con Steve Parker y acababa de dejar a Robert Mitchum cuando conoció a Danny Kaye (en la foto, ambos con Marlon Brando) y comenzaron a compartir planes. De lo más extrafalarios, por cierto. «Estaba rodando una película con Vittorio De Sica en París [Siete veces mujer] y, de pronto, Danny vino a visitarme. Quería llevarme a Nueva York para cenar en un restaurante chino donde, a menudo, él mismo cocinaba. Él mismo pilotó el avión a través del Atlántico, me preparó la cena y me llevó de vuelta a París. Supongo que obtener todas las experiencias que pudiera de la vida era tan importante para mí como tener una carrera exitosa».
Andrei Konchalovsky
El director de cine Andrei Konchalovsky se crió en una familia de artistas y aristócratas rusos (es hermano del director Nikita Mijalkov e hijo del escritor Serguéi Mijalkov) pero «se moría por trabajar en Occidente yo me convertí en su patrocinadora no oficial –rememora la actriz–. Lo encontraba estimulante, adorable, profundamente religioso e increíblemente difícil y chovinista. Éramos compatibles en muchos aspectos, con la excepción de la obsesiva creencia que él tenía en la existencia del mal. Peleábamos y discutíamos por todo y cuando lo hacíamos, me sacudía por los hombros y decía: ‘Shirlitchka, el diablo te está poseyendo’. Estaba seguro de que había vivido muchas veces antes (conmigo, en realidad). La mayoría de sus actrices principales y una de sus esposas se parecían a mí. Asistió a muchas sesiones de canalización conmigo. Cuando me separé de él, me dio su Biblia familiar y dijo que debería permanecer conmigo. Así ha sido, y siempre lo será». Pese a tanta 'trascendencia' y aristocracia, MacLaine cuenta: «Era muy culto y, sin embargo, se secaba los calcetines en una tetera».
Yves Montand
Conoció al célebre galán francés en el rodaje de Mi dulce geisha (1962), algo que, acostumbra a decir Maclaine, ella fue en otra vida. «Cuando trabajé con Montand, me fascinó su talento para cantar y actuar. Acababa de dejar una relación con Marilyn Monroe y eso también me fascinó. Rodamos la película íntegramente en Japón, que era una cultura con la que ninguno de nosotros estaba familiarizado. Así que nos vimos envueltos en un entorno extraño, lo que nos obligó a aferrarnos unos a otros».
Andrew Peacock
Fue su relación más duradera con un político. El ministro de Asuntos Exteriores de Australia y, después, embajador en Estados Unidos «era encantador, divertido y conservador –recuerda MacLaine–. Utilizaba su voz como un vendedor de aceite de serpiente, lo que siempre me hacía reír porque, como le dije, yo también me dedicaba a la seducción profesional mediante la manipulación de la voz. Se tomó mi comentario con buen humor». La pareja viajó por todo el mundo. «Era un compañero de viaje divertido y me abrió muchas puertas en puestos importantes». Era, también, extremadamente celoso. «Él no sabía que también veía a Palme, pero me dijo que si alguna vez me pillaba con alguien haría que su servicio secreto me siguiera». Pese a su separación, siguieron siendo amigos hasta la muerte de Peacock, en 2021.
Morgan Freeman
Pero el comentario que más ha dado que hablar de las nuevas memorias de MacLaine es el menos esperado. «Me gustó mucho desde el primer momento. Y me parecía un gran actor, pero me rechazó. Le propuse que tuviéramos una aventura y tan solo meneó la cabeza. No quiso saber nada», revela misteriosa MacLaine sobre su intento de seducir a Morgan Freeman, sin dar más detalles. Ambos actores, además, nunca han trabajado juntos, así que los detalles del encuentro quedan para una nueva edición de memorias. Ya van 15... pero no parece que MacLaine a sus 90 años vaya a guardarse nada para otras vidas.