Robert O'Neill El Navy Seal que mató al líder de Al-Qaeda 'Miré el cadáver de Bin Laden con mi sándwich en la mano y pensé: '¿Cómo demonios he llegado hasta aquí?''
Sábado, 25 de Septiembre 2021
Tiempo de lectura: 15 min
Un 'memorial' en Scarsdale, al norte de Nueva York. Aquí se levantó el primer monumento del Estado dedicado a las víctimas de los atentados terroristas del 11 de septiembre. La bandera estadounidense ondea sobre nuestras cabezas. Robert O'Neill viene de un encuentro con familiares de los fallecidos. Lleva una camiseta blanca con un logotipo en el pecho: 'RO'. De Robert O'Neill.
XLSemanal. ¿Qué opina de la retirada de estadounidenses y europeos de Afganistán?
Robert O'Neill. Tendríamos que haberlo hecho mucho antes. Nunca debería haber sido un «todo o nada». Entramos, expulsamos a los talibanes, destruimos Al Qaeda y salimos dejando una pequeña base militar, eso tendríamos que haber hecho. Nuestra tarea en Afganistán no era construir escuelas para una gente que no quería que hiciéramos eso.
XL. Los talibanes han vuelto y el mundo culpa a Joe Biden.
R.O. Así es. Si quieres perder, deja a políticos y abogados al mando, y eso hicimos. Los estadounidenses no hemos ganado una guerra desde que lanzamos las bombas atómicas sobre Japón. No, ya no ganamos guerras.
XL. ¿Cómo lo llaman los familiares de las víctimas? ¿Bin Laden killer?
R.O. No, Rob, simplemente Rob.
XL. En mis charlas con familiares lo he oído bastante a menudo: O'Neill, el Bin Laden killer…
R.O. No quiero que se me conozca por eso. La gente también dice lo de «una vez SEAL, siempre SEAL», y yo les respondo que fui un SEAL, pero que ya no lo soy. El único motivo por el que disparé a Bin Laden fue porque otro más valiente que yo subía las escaleras delante de mí. Luego, él siguió recto, yo giré hacia la derecha y me encontré de frente con Bin Laden.
XL. ¿No dice con orgullo yo maté a Bin Laden?
R.O. No, nada de orgullo. Me siento honrado de haber formado parte de aquel equipo. Otros muchos podrían haber hecho lo que hice yo. Solo estaba en el lugar y el momento adecuados. Hicimos nuestro trabajo, nada más.
XL. Ha recibido amenazas del grupo terrorista Estado Islámico.
R.O. Sí, pero todos estamos amenazados por el Estado Islámico.
XL. No de forma personal.
R.O. Seguro que al Estado Islámico le encantaría cogerme, pero matar a un montón de gente en una ciudad le gustaría mucho más.
XL. Cuando da una entrevista, ¿investiga a su interlocutor y revisa el lugar de la conversación?
R.O. Claro. No me da miedo el peligro, pero soy consciente de él.
XL. ¿Cómo acaba un chico de Montana cazando a Bin Laden? ¿Es usted de familia de militares?
R.O. No, yo he sido el primero.
«Cuando disparé a Bin Laden, me pregunté: '¿Esto es lo mejor que he hecho en mi vida o lo peor?'. Y sigo sin saberla respuesta»
XL. ¿Por qué quiso serlo?
R.O. Mi novia me había dejado, solo quería irme, donde fuera. La forma más fácil era alistarme.
XL. ¿Y por qué en los Navy SEAL?
R.O. Casualidad. En realidad quería ir a los Marines. Tenía amigos marines. Llevaban unos cortes de pelo geniales. Estaban todos cachas y tenían uniformes estupendos. Pero el reclutador no estaba en la oficina cuando yo fui. Así que le pregunté al tipo de los Navy SEAL. Me convenció. Tenía que completar su cupo de reclutas.
XL. ¿Era feliz de salir de Montana?
R.O. Sí. En el campo de entrenamiento aprendí que todos tenemos miedo alguna vez. Y no pasa nada. Cuando miraba a los demás reclutas, veía lo mismo en sus ojos: venir aquí ha sido una muy mala idea.
XL. ¿Por qué?
R.O. La incertidumbre. Sales de tu zona de confort. La mayoría de la gente prefiere quedarse en su zona de confort, seguir siendo mediocre en vez de arriesgar. Las personas sobresalientes no son más que gente normal que decide salir de su zona de confort.
El fin del líder de Al-Qaeda
Bin Laden se ocultaba en esta casa de Islamabad, en Pakistán, donde los Navy SEAL acabaron con su vida. La operación sufrió un serio imprevisto cuando falló un helicóptero, pero el final fue un éxito. La fuerza de asalto estuvo en tierra menos de 40 minutos. Murieron cinco personas, incluidos Bin Laden y su esposa. El presidente Barack Obama, junto con miembros de su Gabinete y distintos mandos militares, presenció en directo la operación desde la Casa Blanca. El cadáver de Bin Laden fue lanzado al mar.
XL. Muchos reclutas no resisten el entrenamiento de los SEAL.
R.O. Necesitas humildad. No vale solo para los Navy SEAL, vale para todas las unidades de operaciones especiales del mundo. Siempre hay tipos mejores que tú. Y tienes que aprender de ellos. ¿Por qué son mejores? ¿Cuáles son sus hábitos? ¿Por qué corren una milla en menos tiempo que los demás? ¿A qué hora se levantan? ¿Qué desayunan? ¿Qué los hace tan buenos? La humildad lo es todo. Si eres el más listo de la habitación, es que estás en la habitación equivocada.
XL. ¿Cuándo supo que iba a formar parte de la Operación Lanza de Neptuno?
R.O. Tres semanas antes. Estaba en Miami con mi equipo, entrenando buceo de combate. Nos convocaron a 28. No nos concretaron nada, pero intuimos que había en marcha algo grande. Y luego, dos semanas antes de la misión, nos dijeron: «Parece que hay algo...». Y tres días después: «Se trata de Bin Laden».
XL. ¿Les contaron cuál fue la información que acabó llevando al escondite de Bin Laden?
R.O. Sí, empezaron a hablarnos del asunto. Nos reunimos con las mujeres que encontraron a Bin Laden y con una mujer en particular, Maya. Nos explicó con todo detalle cómo lo encontró. Pero entonces pensamos: «Hey, no tenemos por qué saber nada de todo esto, hagamos lo que tenemos que hacer y punto». Tampoco quiero saber cómo se hacen las salchichas, me las como y ya. Soy bueno con las armas, tú me dices lo que hay que hacer y yo lo hago.
XL. Prepararon la operación en Carolina del Norte: en unos terrenos recreaban de forma exacta el escondite de Bin Laden en Abbottabad (Pakistán).
R.O. Se parecía bastante. La recreación se hizo más para los encargados de tomar la decisión que para nosotros. Tenían que ver si podíamos hacerlo. Estábamos preparados. La gente seleccionada tenía más de 400 acciones de combate a sus espaldas.
XL. ¿Todos los elegidos estaban a la altura de la misión?
R.O. Sí, todos. Algunos ni siquiera tenían miedo. Yo tampoco lo tenía, pero estaba convencido de que íbamos a morir en la misión.
XL. ¿Pensaba que iba a morir?
R.O. Naturalmente. Sabíamos que acabaríamos metidos en un tiroteo. Y si hay alguien capaz de hacer saltar por los aires un edificio, ese es Bin Laden. No, no íbamos a volver a casa. Así eran las cosas.
XL. ¿Se despidió de sus padres?
R.O. Más o menos. No nos permitían decirles lo que íbamos a hacer. Dejamos cartas manuscritas. No sabían ni que estábamos fuera del país.
XL. Los Navy SEAL subieron a dos helicópteros Black Hawk en Afganistán y volaron durante la noche hacia Pakistán. ¿Cuál era su papel como líder de equipo?
R.O. Llevar a un equipo hasta el tejado de la casa de Bin Laden. Varios tiradores, un traductor y un perro, Cairo. Teníamos un plan perfecto, pero los planes perfectos nunca salen. Esta vez tampoco: un helicóptero se estrelló y nuestros hombres salieron como pudieron. No quieras nunca un plan perfecto, decide sobre la marcha. No hay nada más seguro que eso. Nunca.
«Tendríamos que habernos ido de Afganistán mucho antes. Entramos, destruimos Al Qaeda y nos vamos: eso habría que haber hecho. Nuestra tarea no era construir escuelas»
XL. ¿Qué pensó cuando el otro helicóptero se estrelló?
R.O. Asumí que los habían atacado y matado a todos. No sabía que se habían estrellado.
XL. ¿Siguió con el plan establecido?
R.O. No. La idea era descolgarnos sobre el tejado, pero aterrizamos en el jardín. Pensé: «Bueno, tendremos que empezar la guerra desde aquí. Vamos allá, recalculemos todo desde el principio».
XL. Todo eso sucedió en segundos. ¿Recuerda los detalles?
R.O. Sí, puedo cerrar los ojos y verlo todo. Recuerdo lo que se veía, cómo olía, lo que se oía.
XL. ¿Y qué se oía?
R.O. Estaba muy orgulloso de mis chicos: somos buenos comunicándonos de forma efectiva para no empeorar el caos aún más. Y aquella noche nadie grita, nadie dice nada. Nos movemos en silencio. El tipo que va delante de mí gira a la izquierda; yo, a la derecha. Así de fácil. Atente a lo básico. Te sigo. Y detrás de mí hay otro seal. Puedo sentirlo. Sabíamos cómo iba a ser. Lo habíamos hecho cientos de veces.
XL. ¿Mucha adrenalina?
R.O. Un poco al principio, cuando me enteré de cuál era la misión. Pero en los combates de los años anteriores ya había dejado de sentirla. Cuando ya no te pones nervioso en una operación, tienes que empezar a preocuparte. Quizá debas tomarte un año de descanso.
XL. ¿No la sentía ni en la casa del mismísimo Bin Laden?
R.O. No, no había adrenalina porque habíamos asumido la inevitabilidad de la muerte.
XL. Ha dicho que recuerda los olores de aquella noche.
R.O. La peste habitual de los entrenamientos. El explosivo, el humo de nuestras armas… porque íbamos disparando.
XL. ¿Cómo se defendió la gente de Bin Laden?
R.O. Éramos mucho mejores que ellos. Nos disparaban, nosotros devolvíamos el fuego, los abatíamos y seguíamos adelante. Así de fácil. La única posibilidad que tiene Al Qaeda de ganarnos es si derriban un helicóptero. Uno contra uno somos mucho mejores.
XL. ¿También en aquel combate?
R.O. Sin duda. Los intercambios de disparos solo duraban segundos. Supongo que por eso nos pagan una fortuna. Que no nos la pagan, claro.
XL. ¿Cuánto ganan?
R.O. Yo era líder de equipo. Quizá unos 70.000 dólares al año con todos los complementos especiales.
XL. ¿Les dieron algún tipo de prima por esta misión?
R.O. No. Una palmadita en la espalda.
XL. ¿Eso fue todo?
R.O. Y sobrevivimos, que también está muy bien. No, fue un honor. Los que no recibieron ningún reconocimiento fueron los pilotos. Los mejores pilotos del mundo. Y la tripulación. Iban dos por helicóptero, se aseguraban de que todo funcionara. Esta gente nunca recibe elogios. Es absurdo, todos somos un equipo.
«Los estadounidenses no hemos ganado una guerra desde que lanzamos las bombas atómicas sobre Japón. No, ya no ganamos guerras»
XL. ¿Por qué fue Robert O'Neill el que disparó a Bin Laden?
R.O. Porque seguí escaleras arriba a un valiente. Quería seguir a mis chicos adonde fueran. Subieron dispuestos a mirar a la muerte a los ojos y no podía dejar que subieran solos. Soy leal a mi gente. Si ellos avanzan, yo también. Si mueren, morimos todos. No me habían escogido para hacerlo. Solo pasó. El tipo que iba delante de mí siguió de frente, yo giré a la derecha.
XL. Hay varias versiones sobre lo sucedido. Una de ellas es que el primer tirador no le acertó a Bin Laden, y usted sí. Otra: un tirador ya había alcanzado a Bin Laden y usted disparó después.
R.O. Lo que sé es que, cuando yo le disparé, todavía estaba en pie. Tenía las manos sobre los hombros de Amal bin Laden, la más joven de sus cuatro esposas, y era una amenaza. Estaba vivo, estaba en pie y tenía un arma. Así que le disparé tres veces. A la cara. Estaba contento de haber completado la misión. Ahora ya podemos seguir viviendo. Larguémonos de aquí.
XL. ¿De verdad estaba contento?
R.O. No. Cuando le disparé, me pregunté: «¿Esto es lo mejor que he hecho en mi vida o lo peor?». Y sigo sin saber la respuesta.
XL. ¿Todavía?
R.O. Todavía. Me alisté porque una chica me había dejado. No sabía cuánto acabaría llegando a pesar aquella decisión. Estuvo muy bien, pero no sé qué pasará mañana.
«No tenía miedo, pero estaba convencido de que íbamos a morir en la misión. No había adrenalina porquehabíamos asumido la inevitabilidad de la muerte»
XL. ¿Qué quiere decir?
R.O. Ahí fuera sigue habiendo mucha gente loca que quiere acabar contigo. Créame: quiero que haya paz en el mundo. He estado en un montón de combates, en un montón de zonas de conflicto, y puedo decir que la mayoría de la gente lo único que quiere es seguir tranquilamente con sus vidas. Todo sería mucho más fácil si simplemente intentáramos no matarnos los unos a los otros.
XL. No puedo dejar de pensar en esa frase que ha dicho antes: «Si matar a Bin Laden es lo mejor o lo peor que he hecho»...
R.O. En otros conflictos, nadie ha matado al terrorista número uno. El hombre que mató a Hitler fue Hitler. Nada más matar a Bin Laden, su mujer y su hijo de dos años se me quedaron mirando. Y yo miré a aquel chico, y lo hice como padre, y mi primer pensamiento después de haber matado a su padre fue: «Este pobre chaval no tiene nada que ver con todo esto».
XL. ¿Qué edad tenían sus hijos entonces? ¿Dos años también?
R.O. Prefiero no decir la edad exacta, pero sí, parecida. Da igual lo que su padre y yo hayamos hecho, aquí hay un niño que acaba de ver cómo asesinan a su padre.
XL. ¿No siente alivio?
R.O. Claro, el alivio de saber que, se escondan donde se escondan los terroristas, tenemos gente que los encontrará. Velamos por la justicia.
XL. Volvamos a Abbottabad. Bin Laden estaba muerto. ¿Qué hicieron a continuación?
R.O. Teníamos 90 minutos para cruzar la frontera y regresar a Afganistán sin que nos derribaran.
«Las personas sobresalientes no son más que gente normal que decide salir de su zona de confort. La mayoríaprefiere seguir siendo mediocre y no arriesgar»
XL. ¿Cuándo se produjeron las primeras celebraciones?
R.O. Cuando cruzamos la frontera y el piloto dijo: «Por primera vez en la vida, caballeros, les alegrará escuchar esta frase: 'Bienvenidos a Afganistán'». Supimos que habíamos salido vivos y pensamos: «La hostia, lo hemos conseguido».
XL. ¿Ningún herido del lado estadounidense?
R.O. No, nadie. Aterrizamos. Llevábamos el cuerpo de Bin Laden y se lo entregamos al Ejército, que luego lo llevó a bordo del USS Carl Vinson y le dio sepultura en el mar. Estábamos ahí, comiendo unos sándwiches con el cadáver de Osama bin Laden al lado, y el presidente Obama salió en televisión y dijo: «Hoy puedo comunicarle al pueblo americano y al mundo que Estados Unidos ha completado con éxito la misión de matar a Osama bin Laden». Cuando le oí, miré el cadáver con mi sándwich en la mano y pensé: «¿Cómo demonios he llegado hasta aquí? Desde Butte (Montana) hasta aquí…». Cómo es el mundo. Mierda, tío, dos hombres que no se conocían de nada coincidieron en ese preciso momento. Es de locos.
XL. Se ha dicho que fue una misión matar o capturar. ¿No fue una operación para matar, a secas?
R.O. No, era matar o capturar. Pero Bin Laden era un gran peligro. Tenía menos de un segundo para convencernos de que no lo matáramos. Si hubiese mantenido las manos en alto, se hubiese subido la camisa y hubiésemos visto que no llevaba un cinturón de explosivos, lo habríamos capturado vivo.
«Créame: quiero que haya paz en el mundo. Todo sería mucho más fácil si simplemente intentáramos no matarnos los unos a los otros. No hay nada 'cool' en la guerra»
XL. ¿De verdad?
R.O. Sí.
XL. ¿No había una misión secreta de «mátenlo pase lo que pase»?
R.O. No, no la había. Pero con el Navy SEAL Team Six no te puedes andar con bromas. Bin Laden no se quedó quieto, empezó a hacer un movimiento, a intentar algo.
XL. ¿Cree que fue la mejor decisión?
R.O. Sí.
XL. ¿Por qué?
R.O. Habría habido un proceso judicial y él lo habría aprovechado para burlarse de nuestro sistema. Habría usado a nuestros ridículamente fanáticos abogados y jueces para demostrar que la víctima era él. Saldamos cuentas aquella noche. Y la decisión fue suya, no mía.
XL. ¿Le ha dejado algún trauma?
R.O. Por supuesto.
XL. ¿Hablan de ello?
R.O. Claro. Hemos estado mucho tiempo en la guerra. Son muchos combates, todo muy rápido y violento. La violencia es constante. La gente lo glorifica en los videojuegos y las películas, pero no hay nada de glorioso en la guerra. No hay nada cool.
«No había orden de matarlo. Era matar o capturar. Bin Laden tenía menos de un segundo para convencernos de que no le disparáramos. Pero hizo un movimiento»
XL. ¿Cómo lidia con sus traumas?
R.O. Hablando. Si tienes un día malo, llamas a alguien. Si tienes un día bueno, llamas a alguien. Que no te dé miedo hablar con alguien que ha pasado por lo mismo. No hay motivo para avergonzarse. Los suicidios de veteranos de guerra son un problema enorme... Hay que seguir. No te rindas ahora. Ríndete mañana, pero no hoy. Que siempre sea mañana. Con ello no quiero decir: mátate mañana. Naturalmente que no. Pero no lo hagas hoy. Aguanta siempre un día más, aguanta hasta mañana.
XL. Dejó los Navy SEAL en 2012.
R.O. El 6 de agosto de 2011, poco después de la operación de Bin Laden, perdimos a 31 hombres en Afganistán por el derribo de un helicóptero.
XL. El día más negro para el Navy SEAL Team Six, su equipo.
R.O. Murieron todos. Era hora de dejarlo. Había estado en tantas operaciones, había salido con vida por los pelos tantas veces… Quería poder ir algún día a la boda de mis hijos.
Las marcas imborrables
Cuanto ha vivido en sus años de SEAL –más de 400 acciones de combate a sus espaldas– le ha dejado todo tipo de marcas. Las más profundas: traumas que reconoce. «Si tienes un día malo, llamas a alguien. Si tienes un día bueno, llamas a alguien». Las marcas más superficiales son sus tatuajes. «Hay de todo —describe—: tengo del SEAL Team y un montón de citas y frases. Algunas son muy personales. En un brazo tengo mi logo: 'RO'. En otro [el que enseña en la imagen], mi tatuaje del 11-S: 'La libertad misma fue atacada esta mañana por un cobarde sin rostro, y la libertad será defendida'. Me lo tatué después de la operación de Bin Laden. Esa frase se la dije a mi gente cuando íbamos de camino».
© Stern
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