Mi fobia a la Navidad se remonta a mi niñez. Al momento en que descubrí a Dickens en una edición ilustrada de Canción de Navidad. Las ilustraciones de los espectros del pasado, presente y futuro me daban un miedo pavoroso y el personaje de Mr. Scrooge me horrorizaba. Nunca creí en su redención, en que de la noche a la mañana cambiara debido a las visiones que le mostraba el espectro del futuro y se ponía a repartir su dinero. Siempre he imaginado como lo peor del mundo a ese personaje despreciable que mata de hambre a todos los que lo rodean y que lleva una vida ruin en una habitación mal iluminada, rodeado de bolsas de dinero y ratas.
