Viernes, 28 de Julio 2023, 10:12h
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Una lectora desafía la idea de que los videojuegos violentos no generan violencia en la vida real. Respaldan esa tesis los jugadores, los que programan, producen y venden los videojuegos en cuestión y varios estudios cuya financiación nunca está muy clara, pero sobre la que le cabe al malpensado alguna sospecha. Osa nuestra lectora imaginar que el hábito adquirido desde la niñez de abatir figuras con forma humana en la pantalla algo puede llegar a influir en la pérdida de sensibilidad hacia el dolor del prójimo, y por tanto en la facilidad con que en caso de conflicto con un semejante se propende a atizarle con lo que se tenga más a mano, armas de fuego incluidas allí donde circulan. A saber. Lo que no cuesta suponer es que el estudio del latín, reivindicado en la carta de la semana, genera menos violencia todavía.
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1 Se necesitó una guerra mundial (o dos) para que las mujeres tuvieran tampones
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2 Me enamoré de un violador y asesino en serie, Ted Bundy
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3 La increíble historia del hombre que se ofreció voluntario para ir a Auschwitz
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4 Pódcast | La herida abierta que amargó el azúcar y la vida de Celia Cruz
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5 Pódcast | Las extraordinarias hijas de Marie Curie que hicieron historia dentro y fuera del laboratorio
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