El influjo de elbulli era tan grande en aquellos años previos a su cierre que nada más brillaba bajo el Sol. Sin embargo, algunas hormiguitas tozudas iban excavando otros senderos. Cuando el mundo seguía asombrándose con la 'magia potagia' de los de Cala Montjoi, un joven llamado Rodrigo de la Calle se empeñaba en Aranjuez en convertir a las verduras, hasta entonces actrices secundarias en todas las películas, en auténticas estrellas de cine.
Contenido exclusivo para suscriptores
La Voz
Suscríbete
para seguir leyendo
Lee sin límites toda la información, recibe newsletters exclusivas, accede a descuentos en las mejores marcas y muchas más ventajas
Etiquetas:
