La IA dispara los timos de parejas 'on-line'
La IA dispara los timos de parejas 'on-line'
Viernes, 10 de Mayo 2024, 11:23h
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El vídeo muestra a un hombre blanco, con pelo claro, camiseta oscura, algo más joven que su interlocutora. Ambos se conocieron en una red social, por casualidad, y llevan meses charlando a través de una plataforma de vídeos. Él le habla con afecto; de hecho, usa mucho la expresión 'cariño', le dice lo guapa que está y lo mucho que le gustaría estar con ella, también suele insistir en lo importante que es la confianza y la ayuda mutua en una pareja. Le cuenta cosas cotidianas de su vida: tiene una profesión solvente (es médico o piloto o militar...) que lo obliga a estar fuera, viajando, y a veces atraviesa situaciones conflictivas o complejas que requieren ayudar a otros... Hasta que un día, de repente, el hombre necesita dinero con urgencia. Para entonces, la conversación parece 'lógica', coherente. La mujer lo cree y, sobre todo, tiene miedo de que el contacto con ese hombre que tanto la valora, y la quiere, desaparezca. Y entonces se ejecuta la estafa.
Los llamados 'timos del amor' llevan muchos años practicándose... y con más éxito del que se reconoce. Según el FBI, el año pasado se estafaron más de 650 millones de dólares en fraudes románticos solo en Estados Unidos. En España no hay datos sobre este tipo de delitos, pero la cibercriminalidad, según el Ministerio de Interior, aumentó un 21,5 por ciento en 2023. Y sobre las estafas románticas no hay datos porque, reconocen las autoridades, estos timos no se denuncian. Es tal la vergüenza que sienten las víctimas que prefieren resignarse a perder el dinero y llorar en casa.
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Los que no se avergüenzan son los delincuentes, que con la llegada de la inteligencia artificial han encontrado la herramienta ideal para perfeccionar sus delitos y están tan fascinados con los resultados que no dudan en alardear de sus hazañas en Internet. La mayoría de estos timos se ejecuta desde países africanos donde es muy difícil que sean perseguidos y juzgados. El caso más llamativo es el de los Yahoo Boys de Nigeria, los grupos organizados de estafadores que mejor manejan los deepfakes para este tipo de timos y a los que, como su nombre refleja, no les falta experiencia: llevan operando desde que Yahoo era la plataforma dominante en Internet.
En Nigeria, este tipo de estafas se conocen como 419, que es el número del artículo del Código Penal que las sanciona, pero todos saben que es casi inaplicable. Tanto es así que en TikTok circulan vídeos donde unos estafadores (imagen de apertura), usando las nuevas tecnologías, transforman a un joven nigeriano –en tiempo real– en un norteamericano rubio que seduce a una mujer a miles de kilómetros de distancia. Si antes las deficiencias en el uso del idioma y la adaptación del sonido a los gestos del vídeo hacían fácil sospechar, ahora es prácticamente imposible.
David Maimon, profesor de la Universidad de Georgia y experto en fraudes y verificación de identidad, lleva siguiendo a los Yahoo Boys cuatro años a través de Telegram. Según ha contado en la revista Wired, sus técnicas han mejorado exponencialmente con la inteligencia artificial. En varios vídeos, los estafadores muestran descaradamente sus propios rostros. «No creo que lo hagan porque sean estúpidos –afirma Maimon–. Creo que simplemente no les importa exponerse porque no temen las consecuencias».
Los Yahoo Boys, de hecho, ya no son un grupo concreto e identificable. En Nigeria, la cantidad de personas que se dedica a este tipo de engaños es tan enorme y se articula en tantos grupos que este término se ha convertido casi en un genérico con el que referirse a esta actividad delictiva. «Los Yahoo Boys tienen elementos del crimen organizado y del crimen desorganizado», afirma Paul Raffile, analista de inteligencia del instituto Network Contagion Research, que los ha investigado. Algunos van por libre y trabajan timos pequeños, de 100 o 200 dólares, y otros se integran en una especie de 'empresas' que estafan decenas de miles de dólares a cada víctima.
Las víctimas suelen ser mujeres y hombres de mediana edad, de más de 45 años, y con estudios superiores. 'Los clientes' no se eligen tanto porque desconozcan las nuevas tecnologías o sean más ingenuos ante los potenciales riesgos, sino porque a esa edad se suele tener cierta solvencia económica. Por lo general se trata de personas solas, viudas o divorciadas que se encuentren en un estado vulnerable o de baja autoestima. A 'ese cliente objetivo' es a quien los timadores están dispuestos a dedicar tiempo intercambiando mensajes...
En los vídeos de sus captaciones a clientes (como llaman a sus víctimas) que suben a las redes sociales publicitan sus habilidades para realizar una gran variedad de estafas. Aunque los timos del amor son su especialidad, también hackean correos electrónicos, suplantan identidades... Ellos mismos venden su know how en técnicas de edición de fotos y vídeos, así como álbumes de fotografías que pueden utilizarse para crear una imagen convincente. Se venden carnés de identidad falsos y perfiles legítimos en las redes sociales. Los 'guiones' de las estafas, en cambio, se pueden descargar gratuitamente.
Entre las historias que inventan los estafadores hay patrones que se repiten. Normalmente, suplantan profesiones de gran credibilidad social: médicos que trabajan en la ONU, ingenieros en una misión internacional, militares que luchan en conflictos internacionales... Para dar veracidad a las historias, utilizan fotomontajes. La conversación deriva hacia su situación difícil hasta que, en un momento dado, necesitan dinero de manera urgente; primero suele ser una cantidad pequeña, que va aumentando progresivamente, con un hilo narrativo. Otras veces piden el dinero para invertir en un 'negocio seguro' o en criptomonedas.
También, si se trata de un timo de menos recorrido y quieren un ingreso rápido, piden dinero para ir a visitar a la víctima, que para entonces ya está más que 'enganchada'. Viaje que, obviamente, nunca se producirá.
Los estafadores previamente han buscado la huella digital de su víctima para garantizarse que reúnen esas características. Y se aseguran de conocer detalles para interpretar a un personaje con el que empaticen: aficiones, lecturas... Esta información, si alguien usa habitualmente una red social, es fácil de obtener en Internet. La etapa inicial de este tipo de estafas, conocida como love bombing ('bombardeo del amor'), es similar a la que utilizan las sectas: halagan, acompañan, seducen, 'dan sentido' a la vida de la víctima. Siguen los patrones de la manipulación psicológica que practican muchos gurús. Los timadores tardan unos tres o cuatro meses en dar el paso del chantaje. Y piden el dinero poco a poco, sin dejar de engatusar a la víctima, que puede llegar a desembolsar hasta medio millón de euros, como ya ha ocurrido en casos denunciados.
En España hay ya varias asociaciones que se dedican a ayudar a las víctimas de estas estafas emocionales. «Te cuestionas tu propia inteligencia, tu capacidad de juicio, no te sientes capaz ni de contárselo a la Policía», cuenta Blanca Frías, que, tras ser estafada por un hombre (en su caso, una persona 'real', con su rostro real, pero con una falsa historia), creó en diciembre pasado la Asociación Nacional Contra la Estafa con Manipulación Emocional (Anceme), que en solo su primer mes atendió a 80 víctimas. Ya solo poder contar lo que les ha pasado es un alivio, aunque en muchos casos los estafadores son ilocalizables y el dinero, irrecuperable. Con la inteligencia artificial lo serán aún más. Y lo que te roban, dice Frías, «no es solo el dinero, es el alma, no vuelves a ser la misma persona».
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