Estás harto de conectarte a la enésima reunión por Zoom? ¿No te apetece mandar un correo motivador a un empleado? ¿Y si alguien hiciera las tareas más tediosas de nuestro trabajo por nosotros? Ese alguien ya está aquí (o casi), y se llama inteligencia artificial. Desde el lanzamiento de ChatGPT, en noviembre de 2022, esta aplicación ha sorprendido por su capacidad de hablar con propiedad de cualquier cosa, desde Shakespeare hasta códigos de programación. Pero estamos entrando en una nueva fase: la inteligencia artificial que puede hacer cosas por y para nosotros. En un futuro no tan lejano, un avatar hiperrealista puede negociar por nosotros un incremento de sueldo con nuestro jefe. Tendrá nuestra propia voz y reflejará nuestras emociones. Un gemelo digital que dé la cara por nosotros. Empresas como las españolas Vega o Union Avatars están en ello. La brasileña NeuralMind, por su parte, ha creado un banco de avatares para combatir la soledad: cada uno de ellos tiene un creador real detrás, y refleja su personalidad.
Entrenador de su propio yo virtualDirector de innovación en Accenture
«En el metaverso van a converger muchas tecnologías. Va a cambiar cómo se relacionan clientes y marcas, y también el funcionamiento dentro de las empresas. Gracias a la IA podemos crear avatares hiperpersonalizados. Yo tengo uno con mi voz y mi aspecto físico. Puede dar conferencias por mí. Crearlo es muy sencillo. Usamos Union Avatars y la plataforma de clonado de voces ElevenLabs, y... Leer más
«En cinco años, cualquier persona con acceso a Internet contará con un asistente personal impulsado por inteligencia artificial que irá mucho más allá de la tecnología actual», escribía Bill Gates, fundador de Microsoft, en un reciente post de su blog GatesNotes. «Serán mucho más personalizados, y no se limitarán a tareas sencillas como escribir una carta», añadía. Podrán, por ejemplo, hacer un triaje básico en un hospital, estableciendo prioridades en urgencias.
A comienzos de este año vivimos un paso importante en este sentido con el lanzamiento por parte de OpenAI (la empresa detrás de ChatGPT) de una plataforma donde venden chatbots que puedes personalizar a tu gusto. Un chatbot es un programa que utiliza el procesamiento del lenguaje natural y la inteligencia artificial para generar respuestas. La plataforma se llama GPTBuilder y su gran revolución es que ahora cualquiera puede crear su propio bot con un fin específico: ayudar a aprender un idioma o dar consejos de interiorismo.
Entrenador de vehículos automatizadosDirector del proyecto Autopía del CSIC
«El aspecto más crítico de nuestro trabajo es desarrollar una IA en la que se pueda confiar. Para ello debemos poder conocer cómo toma la IA sus decisiones: por ejemplo, por qué decide frenar o no. La ‘caja negra’ de la IA debe ser transparente. Entrenamos a la IA para que tome decisiones de la manera más parecida a como lo haría el ser... Leer más
Para ello solo hay que suscribirse al nuevo servicio de pago, ChatGPT Plus, por veinte dólares mensuales. Puedes optar por hacerte tu propio bot o elegir uno de los tres millones ya creados, con funciones muy diversas: desde un diseñador de logos hasta consejos y estrategias para jugar al golf (con indicaciones sobre hoyos concretos y, sí, también de campos españoles) o asistentes para investigaciones científicas (que especifican la fuente de la que extrae la información) o incluso uno llamado Humanizer Pro, que genera textos para que no se note ni se pueda detectar que han sido creados por IA.
¿Cómo funciona? La clave es que GPTBuilder permite entrenar a la máquina para que cumpla la misión que queramos. No hacen falta conocimientos de programación. Basta decirle lo que quieres, facilitarle algo de información, y en apenas unos minutos puedes generar tu propio asistente. ¿Funciona? Lo hemos puesto a prueba. «Me gustaría tener un chatbot que se base en mis artículos periodísticos y escriba como yo lo haría», le pido a la máquina.
Enseñar a niños a entrenar a la IAProfesores en el colegio madrileño CEIP Manuel Bartolomé Cossío
Javier: «Enseñamos a los niños a programar una inteligencia artificial para que comprendan cómo funciona esta tecnología. Ellos mismos entrenan a la máquina y se dan cuenta de la importancia de alimentarla con las variables correctas para que no haya sesgos, por ejemplo. Esto va muy rápido, en cuanto entre de manera efectiva en los teléfonos móviles va a ser imparable. Nosotros hemos hecho... Leer más
Poco después, y sin salir de la plataforma, ya tengo un nombre y un logo, creado por la GPTBuilder siguiendo mis indicaciones. La propia IA genera una detallada descripción del bot y su finalidad, sin necesidad de que yo diga nada más: «AvatarTexto (así lo he llamado) está diseñado para aprender y replicar el estilo único del usuario (es decir, el mío) a partir de ejemplos de reportajes escritos por él (los míos). Genera nuevos artículos que reflejen fielmente el tono y el enfoque del usuario…».
El siguiente paso es entrenar a mi bot. Para eso comparto con él los textos de varias decenas de reportajes escritos por mí. En teoría analizará su estilo para imitarlo… Pero en la práctica no parece conseguirlo. No reconozco nada parecido a un supuesto estilo personal. Todo suena frío, a ratos innecesariamente barroco.
¿Por qué? Porque, por muchos textos míos que le haya facilitado, la máquina está basada en ChatGPT, la plataforma original, que es quien la ha entrenado mediante el análisis de millones de datos. Cuando yo me pongo a 'trastear' con el GPT, viene con una lección aprendida previamente, y mi influencia será siempre mucho menor. Con el tiempo –y algo de paciencia– se va perfeccionando: el bot aprende de mis indicaciones y de nuevos documentos que le facilito.
Entrenadora para el reconocimiento de las emocionesCofundadora de Beetested
«Para los desarrolladores de videojuegos es importante testar las emociones de los jugadores. Pero es muy difícil. Nosotros nos centramos en las microexpresiones de la cara, esas que no se pueden controlar. Para que la máquina las reconozca, tenemos que entrenarla. Para ello grabamos un vídeo del jugador, y la IA compara sus expresiones con miles de fotos que tiene con caras de ira,... Leer más
Hay métodos más expeditivos para conseguir que diga exactamente lo que queremos: haciendo que solo 'beba' de las fuentes que uno mismo le facilita. Es lo que hacen, por ejemplo, las empresas que usan IA para crear bots con los que chatean sus clientes o sus trabajadores: pueden responder a preguntas concretas sobre su contrato laboral o sobre las condiciones de una hipoteca, pero no sabrían decir cuál es la capital de España. Porque navega únicamente en los documentos facilitados por el programador.
La realidad es que hoy por hoy las capacidades de estos asistentes virtuales son limitadas. Pero las cosas van muy rápido y las expectativas son elevadas. Ha empezado la que muchos confían (y otros temen) en que se convierta en la nueva fiebre del oro tecnológica. Hay mucho dinero en juego. La tienda GPTStore nace con la mirada puesta en el app store de Apple: en 2022 generó 78.000 millones de dólares.
¿Funcionará así el GPTStore? Todavía no se sabe. Pero la rapidez y la facilidad con la que se pueden crear bots específicos con la nueva inteligencia artificial generativa hacen suponer que este nuevo modelo podría mover cifras incluso mayores. Cada semana, cien millones de personas utilizan ChatGPT de modo activo. Y sus competidores (Meta, Microsoft o Google son los mayores, pero no los únicos ni, quizá, los más peligrosos) lucharán por su trozo de pastel.