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La casa que inspiró al artista El apartamento donde vivió y pintó Matisse se vende por 2,7 millones

Henri Matisse vivió y pintó durante diez años de su vida en un magnífico apartamento del antiguo hotel Régina de Niza. Ese piso, de cinco habitaciones, se vende por 2,7 millones de dólares. Lo baña la luz que Matisse buscó durante toda su vida.

Por Fátima Uribarri

Jueves, 01 de Junio 2023

Tiempo de lectura: 3 min

Había nacido en Le Cateau-Cambrésis, en el Norte de Francia. La luz de su infancia y juventud no era la que Henri Matisse buscaba para su pintura. La persiguió. Peregrinó tras ella a lugares lejanos como Marruecos, España, Argelia, incluso viajó a Tahití. Por fin la encontró. En Niza. Y allí se instaló.

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De cara al Mediterrráneo. Henri Matisse ante uno de los cuatro balcones, con vistas al Mediterráneo, de su piso en el Régina de Niza. Situado en el boulevard de Cimiez, tiene 157 metros cuadrados. El pintor vivió y creó allí durante diez años.

En 1938, cuando ya gozaba de cierta fama, eligió un edificio precioso para instalarse, el del hotel Régina. Había sido alojamiento habitual de la reina Victoria de Inglaterra, de Winston Churchill y del emperador austriaco Francisco José, entre otros. Es un sitio donde se respiraba glamour y permanecían vivas las alegres reminiscencias de la Belle Époque.

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Matissse y el color. El mar, la luz, los colores y el exotismo eran fundamentales para Henri Matisse. En sus últimos años no pudo caminar, pero siguió creando, sobre todo gouaches colorios.

El Régina se había construido en la década de 1890 y había sido un punto de reunión de la gente chic de la época. Era el no va más: tenía calefacción central, ascensores para sus cinco plantas, 400 habitaciones, una fachada de 104 metros de longitud, campo de bádminton y de croquet. Ante la fachada principal se desplegaba (y ahí sigue, con una estatua dedicada a la reina Victoria) un jardín de más de 8.000 metros cuadrados.

Cuando Henri Matisse lo eligió para asentarse allí, en 1938, se acababa de reconfigurar en edificio residencial. Las 400 habitaciones se convirtieron en 98 magníficos apartamentos.

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A lo grande.El hotel Régina se construyó en la década de 1890 a lo grande: la fachada principal tiene 104 metros de longitud. La Reina Victoria de Inglaterra fue una de sus huéspedes ilustres. Tras el crack de 1929, sus 400 habitaciones se transformaron en 98 apartamentos.

El pintor, enamorado de la luz de Niza, se instaló en un apartamento de cinco habitaciones y amplió el ventanal para gozar más de la luz de sus anhelos.  «La luz de los interiores de Niza es una luz de ensueño. La limpidez actúa como una epifanía deliciosa y eufórica. Para pintar un buen cuadro tenemos necesidad de una plenitud de estímulos que exigen ser puestos a prueba cada uno de ellos en calma en lo que a su propiedad pictórica concierne», explicó el pintor.

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Arte desde la cama. cuando en 1890, a los 21 años a Henri Matisse le operaron de apendicitis. Para que se distrajera durante la convalecencia su madre le regaló unas acuarelas. Así descubrió la pintura. En sus útlimos años, cuando el cáncer le impidió caminar siguió creando desde la cama.

Diez años vivió y pintó Matisse allí. Se comprende que tan ilustre inquilino haya aumentado el precio de venta este precioso apartamento que tiene, además, garaje, piscina y pista de tenis.

Casi 2,7 millones de euros pide Sothebys. Sus nuevos dueños podrán respirar la atmósfera creativa de Matisse, porque en ese piso no dejó de crear ni cuando no podía caminar: montaba los gouaches de su última etapa creativa desde la cama.

Tan importante ha sido Niza para Matisse que, en 1963, la ciudad abrió un Museo en su honor. Atesora obras de sus diferentees etapas creativas y objetos personales del pintor.

Fue muy activo y polifacético Matisse. Tuvo un maestro simbolista (Gustave Moreau); fue fauvista; se contagió del cubismo y se enamoró de los arabescos, del arte africano, de los colores...

Realizó dibujos, grabados y esculturas. Y en los últimos años, armado con papeles, tijeras y pegamento, creó sus gouaches coloristas; muchos de ellos, sobre las paredes de su apartamento en Niza, la ciudad donde habitó 30 años. Donde por fin halló «la maravilla de la luz».