Batalla sin guerra

La batalla de sexos con la que Howard Hawks hizo subgénero es el motor que debería mover Duplicity . Pero Tony Gilroy, al que le sopló el viento a favor con Michael Clayton , es tan pretencioso como director que arruina una premisa aparentemente sencilla. Su única obsesión, desgraciadamente muy en boga en el cine actual, parece residir en demostrar a los espectadores lo bien que maneja la estructura de la narración, pero finalmente se hace un lío con los flashbacks , las pantallas divididas y los macguffins hitchcockianos. La torpe exhibición de sus recursos narrativos provoca el bostezo entre el patio de butacas, cuando no la franca huida del respetable. Julia Roberts y Clive Owen vuelven a estar frente a frente, pero que nadie espere disfrutar de la química que exhibieron en Closer . Aquí es todo tan plano y previsible que su historia de amor y sus batallitas no pasan de patéticas. La pareja encarna a dos ex agentes de la CIA y del MI6, ahora reciclados en el espionaje para multinacionales rivales del sector de la cosmética, intentando conseguir una patente que alegraría a los calvos del mundo. Desde Roma hasta Las Bahamas, pasando por Dubái, Miami o Zúrich, los productores, gastándose unos millones de dudosa rentabilidad, les ofrecen a las estrellas marcos incomparables para que se amen y para que desconfíen el uno del otro. Pero sin profundidades: la base misma de la pareja, la verdad y la confianza, está tratada de tapadillo. A Owen le sientan bien los Armani y a Roberts la maternidad, pero los dos deben disimular mucho para que no se les note el aburrimiento que lo envuelve todo.

Hay un momento en el que los dos ensayan el plan para engañar a sus patrones y Owen le pregunta a Roberts si va a vocalizar y a hablar más alto y ella contesta: «¿Ahora me vas a dirigir?». Es una buena pregunta porque nadie parece haber dirigido a nadie en este rompecabezas confuso y anodino. Ni siquiera a Paul Giamatti y a Tom Wilkinson, dos grandes que pasan prácticamente desapercibidos.

«Duplicity». EE.?UU., 2009. Director: Tony Gilroy. Intérpretes: Julia Roberts, Clive Owen, Paul Giamatti. Thriller. Duración: 127 minutos.