La Voz de Galicia

Los jóvenes gallegos de la generación Z: «Es hipócrita que nos digan que somos unos blanditos»

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ANDRÉS QUINTIÁN /  S. F.

Nacieron entre 1997 y el 2012, los mayores tienen 28 y los pequeños 13, y les llaman «centennials» o generación Z. Viven hiperconectados, eligen las experiencias a lo material y han crecido marcados por la cultura del esfuerzo de sus padres

01 Nov 2025. Actualizado a las 05:00 h.

Los boomers, nacidos entre 1946 y 1964, tuvieron el Rock & Roll y los tebeos de Zipi y Zape; la Generación X, que vino al mundo entre 1965 y 1980, el Walkman y La guerra de las galaxias; los millennials, que llegaron entre 1981 y 1996, las primeras PlayStation y los MP3. ¿Pero qué ha marcado a los centennials, también conocidos como generación Z, que hoy tienen entre 13 y 28 años? «Recuerdo que de pequeña me compraban la revista Top Model y también jugaba mucho a la Nintendo Wii con mi familia», cuenta Irene Prieto, estudiante gallega de 19 años del grado de Inteligencia Artificial en la UDC. A su lado, Alejandro Méndez, de 24 años y licenciado en Medicina, explica que más que un objeto lo que tiene grabado en la retina es una de las hazañas deportivas más grandes de la historia de España: «El Mundial del 2010 fue increíble, echo de menos esa camaradería que se vivió en aquel momento; creo que es algo que hoy en día es imposible que se repita y dejó huella en mi generación».

Candela Boga, de 24 años, es profesora en una academia de inglés y recuerda con nostalgia cuando escuchaba en su pequeño MP3 de Fanta o en el CD del coche de sus padres la música pop de los 2000, desde Melendi a Dani Martín. Aunque ella sigue siendo fan de estos cantantes, coincide con Alejandro e Irene en que el género musical que los ha definido como generación es, sin duda, el reguetón, muy del gusto de esta última, que destaca a Mora como uno de sus artistas preferidos.

De cristal, blanditos, vagos, dependientes del móvil... Estas son solo algunas de las expresiones con las que se ha querido definir a los llegados al mundo entre 1997 y el 2012. Un grupo de personas que tienen en común haber nacido en un planeta hiperconectado gracias a internet, las redes sociales y los smartphones, y que se han visto hostigadas por ese prejuicio de que «cualquier tiempo pasado fue mejor». «Hay una visión de que todo lo actual es peor, la gente siempre tiende a idealizar épocas anteriores, pero no tiene por qué ser así», comenta Alejandro Méndez, que en la actualidad está preparando las oposiciones al mir (prueba de evaluación para acceder a la formación de especialistas médicos en España). Además, agrega que él ve injustas las acusaciones vertidas sobre los centennials teniendo en consideración muchos de los problemas a los que se enfrentan hoy en día los jóvenes. «Es un poco hipócrita que se nos tilde de blanditos teniendo en cuenta el panorama social, el excesivo precio de la vivienda y las condiciones laborales», señala Alejandro, que, respecto al último punto, agrega que siempre va a preferir un buen horario a un salario alto.

Una visión que comparte Candela, que a todas esas preocupaciones también suma el vertiginoso avance de la inteligencia artificial. «Me parece un poco alarmante el avance tan acelerado de la tecnología, si quieres saber algo, se lo escribes a ChatGPT y en un segundo lo tienes». Además, añade que ella ve la IA como un buen complemento a ciertas profesiones como la docencia y la traducción, pero nunca como un sustituto.

NATIVOS DIGITALES

«Somos mucho más tecnológicos, no recuerdo ningún momento de mi vida en el que no hubiese un ordenador en mi casa», subraya Irene. Internet, las redes sociales y los dispositivos móviles son elementos sin los que sería imposible comprender a la generación Z. «Empecé a usar internet con 9 años mas o menos, aunque solía jugar a minijuegos. A los 14 años me compraron mi primer smartphone», cuenta Candela, que confirma la tendencia actual de que los niños adquieren su primer teléfono cada vez antes. Un ejemplo de ello es Adrián Medín, estudiante de bachillerato de 17 años, que en comparación con Alejandro o Candela, unos años mayores, tuvo su primera interacción con las redes sociales en una edad más temprana, una diferencia que genera un choque dentro de la misma generación. «Empecé a navegar en internet conscientemente con 11 años —especifica Adrián—, justo cuando tuve mi primer móvil. Lo primero que vi ya fueron contenidos en TikTok y en YouTube».

«Creo que los que tenemos veintitantos sabemos usar la tecnología de forma más equilibrada que los que son más pequeños», opina Alejandro. Aun así, confiesa también que el uso diario que le da a las redes sociales es más del que desearía: «Solo utilizo Instagram, pero la verdad es que me gustaría reducir el tiempo que le dedico diariamente, que debe rondar la hora y media». Instagram, TikTok y X ofrecen millones de contenidos por segundo a sus usuarios y han cambiado la forma en la que la sociedad se comunica entre sí. «La manera en la que nos relacionamos es bastante distinta, ahora estamos siempre en contacto con los demás», relata Candela. Estas redes han abierto un gran abanico de posibilidades: consumo de todo tipo de contenidos (moda, deportes, actualidad, cocina...), crear tus propios vídeos, interactuar con los creadores, hablar con tus amigos o ligues e incluso informarte de la actualidad. De hecho, Adrián, Candela e Irene afirman que la mayoría de noticias que consumen les llegan a través de las redes, aunque Alejandro asegura que es lector asiduo de La Voz de Galicia. No obstante, para estos cuatro jóvenes las redes tienen una parte negativa. «Por un lado, conectas más con la gente y siempre puedes estar al tanto de lo que hacen tus amigas y amigos, pero es verdad que hay quienes se quedan estancados mirándolas todo el día sin hacer nada más», confiesa Irene. No solo eso, también coinciden en que los influencers y la exposición constante de la parte buena de la vida afectan a la propia visión que uno termina teniendo de sí mismo. Los métodos de estos chicos para poder desconectar del mundo virtual y acercarse al real varían: Adrián usa el deporte como vía de escape, Irene recurre a los planes con sus amigas y Alejandro y Candela siempre tienen un libro en su escritorio al que poder acudir.

En lo que sí coinciden los cuatro es en la mayor concienciación que existe en la actualidad con los problemas de salud mental. «Es algo que está muy presente en mi entorno, varios de mis amigos van al psicólogo de forma común. Creo que la pandemia nos influyó para mal por la cantidad de horas que estábamos conectados al teléfono y a la televisión», relata Candela. Pero, sin duda, una de las cosas que diferencia a los centennials de sus predecesores es que ellos priman las experiencias a cualquier posesión material. En un mundo en el que cada día hay más cosas para hacer, los cuatro jóvenes tienen claro qué prefieren. «No hay ningún regalo material que supere bajar un viernes por la noche con mis amigos a tomar unas cañas», remata Alejandro.

Jose María Blanco, docente, Alberto Gavilán, director de talento, y Jorge G. Marí, sociólogo, analizan a la generación Z.

Los expertos analizan a los jóvenes de hoy: «Van a ser unos líderes muy completos que no se fijarán solo en la rentabilidad»

«Es una generación con una dualidad entre el mundo virtual y el mundo físico». Las palabras del sociólogo Jorge G. Marín acerca de los códigos relacionales de los jóvenes van muy de la mano con el sentir de estos en cuanto a cómo se manejan con la tecnología y cómo intentan desconectarse. En un mundo lleno de estímulos, cada vez es más fácil quedar atrapado en la interacción con los dispositivos móviles, algo que el gallego José María Blanco, docente durante más de 30 años, ha observado en sus últimos cursos como profesor: «Con todo el tema de las pantallas es verdad que hay un déficit de atención bastante grande con respecto a años anteriores. El uso del móvil es tan exagerado que hasta lo he notado en los exámenes, ya no pillas a los alumnos con chuletas, sino con el móvil». La situación en las aulas se traslada también a los patios de recreo, donde este profesor ha visto a muchos alumnos sentados en el mismo banco sin interactuar: «En los últimos años el instituto prohibió los móviles, pero, antes de esta norma, era común ver a una pandilla de cinco chavales mirando cada uno a su pantalla sin dirigirse la palabra entre ellos». Estas nuevas conductas sociales vienen muy de la mano con el auge de las redes, que según Jorge, entendieron perfectamente el lenguaje de los centennials: «A los chavales de hoy no les gusta perder el tiempo, desde pequeñitos se les ha entrenado en lo visual y en los microrrelatos, algo que redes como Instagram o TikTok han entendido perfectamente».

LA TECNOLOGÍA

El sociólogo Jorge G. y el profesor José María Blanco coinciden en que esta es una generación que no entiende la vida sin la tecnología. «Tienen dispositivos digitales desde una edad muy temprana. Es muy raro que un chico llegue al instituto con 12 años sin un buen smartphone», comenta Jorge. Con esta afirmación está muy de acuerdo José María, que ya veía cómo sus alumnos daban cada vez más importancia a la tecnología, algo a lo que la docencia se fue adaptando con el paso de los años. «Ahora hay cañones de proyección en todas las aulas. Yo solía ponerle a los alumnos algo complementario al libro, como un esquema o un mapa de aquello que les estaba explicando, pero no en todas las asignaturas era igual. En Historia, que es una de las materias que yo enseñaba, mantuvieron el libro, pero hay en varias materias en las que se pasó a lo digital por completo», indica el profesor. Estas medidas son parte del programa E-Dixgal, que se aplicó en una gran mayoría de colegios e institutos de Galicia y que obligaba a instaurar el libro digital en varias asignaturas. Esta simbiosis de los jóvenes con la tecnología es algo que, según Alberto Gavilán, director de talento del grupo Adecco, les hace partir con una gran ventaja en el sector laboral. «Se adaptan a los cambios y a la tecnología de manera muy rápida, están acostumbrados a estar actualizándose constantemente, tienen naturalizado el cambio. Por eso creo que su capacidad de aprendizaje es muy alta y es algo a valorar en los entornos de trabajo», señala, para añadir que, además de esa facilidad de adaptación, la nueva camada de profesionales también se caracteriza por escuchar atentamente a sus superiores: «Cuando están con personas de otras generaciones o con más experiencia tratan de aprovechar esa circunstancia para preguntar dudas y nutrirse de sus conocimientos».

Alberto observa que esta generación equipara el empleo a muchos otros elementos cotidianos. «Para ellos, el trabajo ha dejado de ser algo central en la concepción de la vida. Es importante, pero tanto como lo es la vida familiar, el ocio, el deporte... Para las generaciones anteriores, en cambio, el trabajo ocupaba un papel prácticamente vertebrador», explica. Este alejamiento del trabajocentrismo es también entendido, en algunos foros, como un signo de dejadez y de falta de compromiso, algo en lo que difieren Alberto y José María. El docente percibe en las nuevas generaciones un menor esfuerzo para salir adelante, sobre todo si las compara con las anteriores: «Ahora veo una cultura del mínimo esfuerzo, los jóvenes no tienen esa visión de sus abuelos de que hay que partirse el lomo para lograr los objetivos. Priorizan tener más tiempo libre». Alberto, por su parte, no atribuye esto a una falta de esfuerzo o de interés, sino a una cuestión de equilibrio en las prioridades de cada uno: «No son más pasotas, sino que para ellos el trabajo es igual de importante que otros aspectos cotidianos».

«Una de las grandes cuestiones que noto en ellos es la incertidumbre. Vivimos en un mundo en el que no se pueden asegurar las cosas como hace veinte, treinta o cuarenta años», apunta el sociólogo Jorge G. Marín. Para él, este no saber continuo ha conducido a los jóvenes a una situación de inmovilidad: «Ven que fácilmente pueden llegar a los 30 años y estar metidos en casa de sus padres, porque los trabajos que han tenido hasta ahora no les permiten emanciparse y que, además, si se fijan en los millennials, la generación anterior a ellos, observan que muchos están en una situación complicada, y por eso no acaban de decidir nada fijo».

Además, la generación Z tiene muy en cuenta otros temas como la salud mental, la tolerancia o el cambio climático... Tal es la importancia que les dan, que son elementos clave para ellos a la hora de buscar trabajo. «Las personas procuran, además de tener un empleo, que este tenga un propósito. ¿A qué se dedica la empresa? ¿Cuáles son sus valores? Y sobre todo si coinciden con los suyos. Entonces, es fundamental que tanto la cultura, el estilo y el propósito coincida con su manera de ser, de comportarse y con su escala de valores», explica Alberto.

El sociólogo Jorge G. Marín relaciona esta concienciación con estar exponiéndose ininterrupidamente en las redes sociales: «Están constantemente metidos en ese mundillo de influencias, pero no cabe duda de que es una generación que tiene en su cabeza todo este tema de etiquetas, de las presiones, de estar muy concienciados con problemas mentales y eso sí que se nota».

Todos estos elementos hacen que el director de talento Alberto Gavilán tenga claro cómo serán los centennials cuando lideren las empresas: «Tengo muchas esperanzas en esta generación. Algunos ya lo han demostrado al emprender y montar su propia startup y tener éxito». Él remarca que haber nacido en un mundo donde todo está mucho más naturalizado les ayudará a comunicarse mejor. «Creo que tienen un estilo de dirección integrador: escuchan, entienden diferentes puntos de vista y son capaces de valorar la diversidad y tener en cuenta aspectos sobre la responsabilidad social. A mí me parece que van a ser unos líderes con un enfoque muy completo, que además de vigilar la rentabilidad del negocio, tendrán muy en cuenta los factores personales de cada uno», concluye.

Público durante el concierto de DukiMARCOS MÍGUEZ

Esto es lo que lo peta entre los jóvenes de la generación Z

La última década ha sido toda una revolución. Las series de televisión han sobrepasado en popularidad al cine, la música comercial a lo largo de todo el mundo se ha españolizado más que nunca, nuestros perfiles en las redes sociales se han vuelto un elemento clave a la hora de representar quiénes somos y cada vez se consume más contenido vía streaming. Todo esto ha ido construyendo la identidad de la generación Z, que se ha acomodado perfectamente a esta nueva sociedad hiperconectada

SUS SERIES

«La casa de papel» es una de las series que más ha enganchado a la generación Z.Netflix

Los canales Disney Channel y Nickelodeon marcaron profundamente a los jóvenes de la generación Z cuando eran más pequeños, con dibujos como Phineas y Ferb, Bob Esponja o la serie ICarly. Ya en su adolescencia llegó Netflix y el resto de plataformas de vídeo bajo demanda para reventar el panorama audiovisual y ofrecer auténticos fenómenos de popularidad en redes sociales como La casa de papel, Élite, Juego de Tronos, Peaky Blinders o Stranger Things.

EXPERIENCIAS

O Son do Camiño reúne a miles de jóvenes año tras año.SANDRA ALONSO

«El dinero vuelve, las experiencias no». El enfoque de vida de la generación Z va muy de la mano con una sociedad en la que cada vez hay más planes de los que disfrutar, como ir a uno de los muchos festivales de música que hay en Galicia (en la imagen O Son do Camiño), ir de viaje, cenar en un restaurante con tu pareja o disfrutar de una exposición fotográfica. En un mundo tan hiperconectado y virtual, este tipo de eventos no solo sirven a los jóvenes para volver a conectar con lo real y para crear recuerdos imborrables, también para presumir de lo que hacen ante todos sus seguidores y construir una identidad digital propia.

EL REGUETÓN

J Balvin es uno de los mayores exponentes del género urbano latino.Sebastiao Moreira | EFE

Da igual a donde vayas, no puedes escapar de él. La música urbana latina ha ocupado durante los últimos diez años todas las listas de éxitos y ha sabido adaptarse a la perfección a estos nuevos tiempos en los que es más importante sonar en las redes sociales que en la radio. Un fenómeno que comenzó en la década de los 2000 con Daddy Yankee y que continúan Bad Bunny, J Balvin (en la imagen), Karol G y muchos más. El reguetón ha logrado mantenerse año tras año como el género más popular en España y en gran parte del mundo.

TIKTOK

TikTok atrapa a los «centennials» durante decenas de horas a la semana.Dado Ruvic | REUTERS

Desliza, desliza, desliza... La popular red social en la que solo tienes que mover tu dedo hacia arriba para ir alternando contenidos, sean del tema que sean, atrapa a millones de jóvenes —y a los que no lo son tanto— durante varias horas al día. Para muchos, no solo se ha convertido en una fuente de entretenimiento, sino en algo aspiracional, ya que observan a influencers, como Lola Lolita, Rivers o Plex, que generan millones de interacciones en unas horas y se ganan la vida de forma muy cómoda.

PLATAFORMAS DE «STREAMING»

Ibai Llanos es uno de los «streamers» más importantes del mundo.

En la pandemia, cuando todos teníamos que estar encerrados en casa, los streamers ofrecieron miles de horas de diversión a unos espectadores que usaron Twitch como una de sus principales vías de escape a la monotonía. Creadores de contenido como Illojuan, TheGrefg y por supuesto Ibai Llanos (en la imagen), que ha roto todo tipo de registros de espectadores con La Velada, se han convertido en estándares del entretenimiento.

VUELTA A LOS 2000

Cada vez más jóvenes han vuelto a usar las cámaras digitales de sus padres para inmortalizar sus recuerdos.

Lo vintage siempre vuelve. Los jóvenes han desempolvado las pequeñas cámaras digitales que sus padres usaban en las vacaciones familiares y han acudido en tromba a las tiendas de ropa para volver a comprarse esas marcas populares de hace veinte años, como El niño o Quicksilver. A esta tendencia se le ha apodado en redes como estilo Y2K, en el que no solo se vuelve a esa estética tan de los 2000, sino que también se combinan elementos retro con nuevas tendencias como la moda sostenible.

LO AESTHETIC

La moda «aesthetic» marca el estilo de toda una generación.

El auge de Pinterest tuvo mucho que ver con que se pusiese de moda esta corriente visual en la que se presta mucha atención a la composición de la imagen y a los colores, que suelen ser de tonalidades pastel. Esta estética se utiliza tanto en redes sociales, en las que los elementos de una fotografía deben tener la mayor armonía posible, como en la moda, en la que el peinado, la ropa y los accesorios de cada uno crean combinaciones agradables y coherentes a la vista.

JUEGOS DE MÓVIL

«Pokémon GO» fue todo un fenómeno durante el verano de 2016.

¿Quién no recuerda aquel verano del 2016 en el que miles de personas se juntaban en un sitio y se pasaban horas caminando alrededor para cazar pokémones? El Pokémon GO fue uno de los videojuegos para teléfonos que más huella tuvo para la generación Z. Los de Supercell (Clash of Clans, Clash Royale y Brawl Stars) tenían enganchados a los adolescentes en los recreos, también el Duolingo que a día de hoy mantiene a millones de usuarios aprendiendo idiomas...


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