La Voz de Galicia

«Parrilleros», los mariscadores que no le quieren bien al mar

Somos Mar

En una ría agotada, crece la preocupación en el sector al detectar que hay personas que «están arrasando» con la almeja roja

06 Nov 2025. Actualizado a las 20:39 h.

Este año, en octubre, la campaña de libre marisqueo arrancó envuelta en oscuros presagios. La situación en los principales bancos de la ría era tan mala que la Consellería do Mar decidió mantener Os Lombos do Ulla, O Bohído y Cabío cerrados a cal y canto, intentando ganar tiempo para que el mar, agotado, recuperase su fondo productivo. La flota del raño, reducida a su mínima expresión, vio limitado su trabajo a las llamadas «otras zonas», áreas repartidas por todo el lienzo que es Arousa y que solo hace un par de años comenzaron a cobrar protagonismo en el desarrollo de la campaña. Las cosas, ya ven, pintaban muy mal. Pero en medio de toda esa oscuridad apareció un regalo inesperado: un gran desove de almeja roja, en zonas próximas a Ribeira, cambió la suerte de aquellos rañeiros que, a pesar de todo, decidieron apostar por su oficio.

«O mar quixo axudarnos un pouco», comentaba ayer un mariscador arousano. Hablaba con enfado contenido. «O mar quixo axudarnos un pouco e nós facémoslle isto», volvió a repetir. Y es que él y muchos otros como él se están cansando de ver como en la ría, «ao noso lado», trabajan otros mariscadores que no respetan las reglas del juego, las condiciones marcadas. «Arrasan con todo», explica este mariscador. Y no es el único.

Ese grupo de mariscadores con pérmex pero escasa profesionalidad han sido bautizados en la ría como los «parrilleros». El nombre no es fruto de la casualidad: operan intercambiando una parte del cope del raño a su antojo. Si entre las varillas debe haber una distancia de 17 milímetros para cribar las almejas que no dan la talla, las «parrillas» en cuestión tienen la trama más menuda, lo que facilita que en el raño suba de todo. Claro que a quienes utilizan ese artilugio no parece que les preocupe demasiado capturar almeja que no da la talla. De hecho, ese es su objetivo.

 

La acción de este grupo no ha pasado desapercibida al resto del sector, que echando mano de la retranca asegura que incluso entre los «parrilleros» hay niveles. A un grupo de ellos, cuya acción es especialmente destructiva, se les conoce como los «herbicidas, porque por onde pasan mátano todo, non queda nada». Como si fuesen el caballo de Atila, laminan una de las pocas esperanzas a las que se ha podido aferrar el sector del marisqueo a flote arousano en este otoño negro, poniendo en jaque el futuro de una almeja, la roja, que se ha convertido en una tabla de salvación para los barcos que a pesar de todo salen a faenar a la ría.

La acción de los «parrilleros» suscita muchos comentarios, muchas críticas y muchas quejas y lamentos. Pero tal vez menos denuncias formales de las debidas.

 «Desto non lle podemos botar a culpa á Administración, eh? Poderemos pedir que haxa máis controis, máis medios... Pero os que están a facer mal son dos nosos», comenta otra de las voces críticas, que indica además que esa práctica, que no es nueva, ha cobrado especial intensidad desde la apertura de la campaña de libre marisqueo a principios del pasado mes de octubre.

«Cando ven chegar aos Gardacostas, sacan as parrillas pequenas e cólganas co rizón», a fin de esquivar los controles En todo caso, hay voces que aseguran que algunos de esos mariscadores sin escrúpulos no han logrado esquivar siempre a quienes vigilan el mar. Consultada al respecto de esta cuestión la Consellería do Mar, informaron que hace una semana se desplegó un amplio dispositivo con Gardacostas, buzos de la Xunta y Geas de la Guardia Civil y que dio como resultado el hallazgo, en «pantaláns do porto de Xufre» y otras zonas de la ría de «184 quilos de ameixa roxa xunto con outras especies en menor cantidade». También fueron incautados en aquella ocasión dos viveros, 69 sacos, un vivero tipo nasa y tres saquetes.

Otra cuestión a analizar es cuál es el camino que ese marisco pequeño y extraído de forma completamente irregular sigue para llegar finalmente al mercado. Diversas fuentes aseguran que de mano de prácticas como esta forma de extracción descontrolada e irregular han revivido fenómenos que parecen sacados de otros tiempos, como la venta de almeja puerta a puerta por distintos puntos de la comarca. Una práctica llena de riesgos que puede acabar poniendo en jaque a todo un sector que parece no saber cómo reaccionar ante la traición de los suyos.


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