La Voz de Galicia

Hay enormes ganas de salir al Camino

Santiago

Cristóbal Ramírez Santiago / La Voz

Las rutas jacobeas que van a encontrar los peregrinos no son iguales que antes de la pandemia

01 Mar 2021. Actualizado a las 22:10 h.

Que Santiago es el centro de todas las rutas jacobeas es una obviedad sabida, aunque algunos intenten prolongar aquellas para rematar en otros lugares (Padrón tiene argumentos, conste). Que los diversos Caminos están ahora vacíos por completo y que la Oficina del Peregrino suele expedir cero compostelas al día, también. Y la tercera verdad es que todo eso va a cambiar dentro de un mes. Porque con vacunas y medidas restrictivas (polémicas o no, pero efectivas), el virus está en retroceso. Y en los 102 grupos de Facebook referidos al mundo jacobeo se respiran unas enormes ganas de poner un pie delante del otro. De hecho, hay un montón de salidas programadas. 

Pero al igual que la afirmación de que nadie se puede bañar dos veces en el mismo río, hecha por Heráclito de Éfeso en el siglo V o VI antes de Cristo, el Camino que van a encontrar los peregrinos no es el mismo de antes del covid. No respirarán inicialmente la misma atmósfera -multitudinaria en el Francés-, no dispondrán de todos los servicios y habrá algunos cambios físicos, palpables, a la vista.

En lo que se refiere a la comarca compostelana, quien recorra el Camino Inglés es el que más va a notar los cambios. Y para bien, sobre todo en el concello de Oroso. La razón: el recorrido en paralelo a la zona industrial se está transformando a pasos agigantados gracias a la construcción de una senda que evitará que los peregrinos tengan que sufrir 1.600 metros por el asfalto, que por cierto, parecían interminables.

Y en Oroso, municipio activo donde los haya en todo lo que se refiere al Camino, la pandemia no ha desanimado al equipo de gobierno local, que ha convocado su ya clásico premio anual entre los escolares en forma de «Escríbele una carta». Todos los años la carta la dirigen a un peregrino que haya pasado por Sigüeiro, y en esta edición le corresponde al suizo Heinrich S. Von Zug, quien galopó por estos lares un 21 de marzo de hace ahora justamente 490 años. 

La entrada del Camino Inglés

Pero volviendo a la traza en sí, Santiago se pone un poco más guapo. Después de decenios con las asociaciones pidiendo que se adecentara la entrada del Inglés, que recorre el polígono industrial del Tambre por el medio y medio, al fin se ha conseguido. O está a punto de rematarse, para ser exactos. La humanización de ese trayecto ha cambiado por completo su fisonomía, y aunque lo que el peregrino ve no se puede cambiar, si cambió el suelo que pisa y se embelleció y organizó toda la parte de atrás del cementerio. La Xunta tardó en reaccionar, desde luego, pero bien está lo que bien acaba.

En el Camino Portugués hay doble señalización, por Santa Marta o por Conxo Para ser justos, la Xunta puede presumir de algo más, en este caso de dejar impecable -porque así va a quedar- la entrada del Camino Portugués. Hay que aclarar que, olvidado el desvío por el CHUS -una aberración sin sentido histórico-, ahora el peregrino se encuentra una doble señalización. Así que puede ir por Santa Marta o por Conxo. Todo apunta a que esta última es la versión con más carga histórica, que le imprime su monasterio y quienes en él se hospedaron. Y Conxo está siendo remozado por completo, de tal manera que el propio edificio luce lo que antes no lucía.

Eso sí, la ciudad no ha resuelto su reto pendiente: su señalización. En los caminos no suele haber problemas, y para perderse hay que hacerlo adrede. Pero dentro de la ciudad se impone el callejeo a tontas y locas. Y si esa es la cruz, igualmente procede mencionar la cara: la Oficina del Peregrino se ha consolidado, el voluntariado es una realidad, y funciona como un auténtico servicio para el peregrino que, sin duda, ya está pensando en cuántos días faltan para echarse al Camino. O sea, en Semana Santa.


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