Entra en servicio el nuevo vial perimetral de Montecelo, en Pontevedra, tras 21 meses de obras

El 13 de junio del 2022 comenzaban las obras del vial perimetral de Montecelo, una de las aportaciones del Concello de Pontevedra a la obra del nuevo hospital que ejecuta la Xunta. Lo que en principio iban a ser doce meses de trabajos se extendieron hasta los 21. Por medio, señalaban este martes trabajadores de la firma Elsamex, que se encargó de la ejecución, quedaron dos inviernos especialmente desapacibles que retrasaron el remate de la obra.

Este martes quedó oficialmente rematada la obra, y el vial se abrió al tráfico después de que las autoridades, encabezadas por el alcalde, Miguel Anxo Fernández Lores, y el delegado de la Xunta, Agustín Reguera, recorrieran a pie los 830 metros que tiene el nuevo vial, entre una rotonda de nueva construcción en la avenida de Montecelo y la que da acceso a Príncipe Felipe. A la comitiva se sumaron el vicepresidente de la Diputación, Rafa Domínguez, el gerente del área sanitaria de Pontevedra-O Salnés. José Flores, y el portavoz municipal del PSOE, Iván Puentes, además de otros miembros de la corporación pontevedresa.

El trayecto a pie les llevó algo más de diez minutos y a su remate todos ensalzaron que se trata de una obra nacida de la colaboración entre las Administraciones. La Xunta, que invierte del orden de 200 millones de euros en el Gran Montecelo, dejó en manos del Concello la ejecución de este nuevo vial toda vez que, en principio, la carretera que discurre por delante del hospital iba a quedar como vial de servicio de uso interno del hospital. Ahora el gerente explicó que ese extremo no está cerrado y valoró positivamente la entrada en servicio del nuevo vial «que mellora as posibilidades de circulación» en torno a Montecelo.

La obra la ejecutó el Concello a través de un convenio con la Diputación, que aportó 1,1 millones de euros. Se hizo con los criterios que ya se aplicaron en el vial que conecta la carretera de O Pino con el acceso a Montecelo: dos carriles de circulación, limitación a 30 kilómetros por hora, rotondas y lombos para calmar el tráfico y sendas peatonales a ambos lados. El mismo diseño que el Concello pretende para la variante de Alba.

Lo que le falta a este vial son caminos de acceso a algunas de las parcelas particulares del entorno. Un asunto que fue reiteradamente denunciado por los afectados, y que Xunta y Concello se comprometieron a resolver el pasado mes de octubre, pero quedó a expensas de que los propietarios remitieran a la Axencia Galega de Infraestruturas la documentación sobre las parcelas afectadas y cuáles de ellas tenían, antes de la ejecución de este nuevo vial, acceso por vías públicas y no a través de caminos privados con servidumbres de paso. Esa información, que los afectados se comprometieron a facilitar, al parecer, nunca llegó a ser remitida a la Xunta, por lo que no se ha llegado a concretar la solución que demandaban los vecinos.