Carta a los pacientes de Ribera-Povisa
Opinión
11 Dec 2025. Actualizado a las 11:23 h.
Una larga carrera profesional da para vivir muchas situaciones complicadas, pero quizá ninguna tan inesperada como con la que nos encontramos actualmente. Estar en la primera página de los periódicos, y en la cabecera de las emisoras de radio y televisión, en un embrollo que combina aspectos personales, empresariales, políticos y mediáticos, es algo que no esperaba y contra lo que poco puedo hacer; pero si escribo esto es para salvar la esencia de mi trabajo de médico, que no es otra que tratar de conseguir que mis pacientes sigan confiando en mí.
Aunque lo que se publica en los medios no hace referencia al Hospital Ribera-Povisa, las noticias acaban afectándonos a todos. Es claro que nuestros enfermos, y sus familias, están muy preocupados por lo que se publica, y cuando llegan a nosotros hacen preguntas que reflejan su angustia: «¿Me van a retrasar la prueba que necesito? ¿No me estarán pinchando con agujas reutilizadas?...». Están asustados. Yo también lo estoy.
Lo que se dice en los medios tiene una enorme trascendencia en el pensamiento de la gente, en este caso de los enfermos, que son los más vulnerables, los más necesitados de certezas. Es a ellos a los que quiero dirigirme.
Independientemente de lo que se diga, lo que deseo es comunicarles algo que estoy seguro los va a tranquilizar: les doy mi palabra de que, a lo largo de más de treinta años como jefe de servicio de Radiología de Povisa, nunca nadie me ha dado una orden de lo que tenía que hacer con mis pacientes. Toda mi vida profesional he tenido libertad para actuar de acuerdo con mis conocimientos, mi ética y mi sentido del deber.
Esta carta la escribo a título estrictamente personal, pero estoy seguro de que todos mis compañeros de Ribera-Povisa podrían decir lo mismo. Nadie de mis superiores o de mis compañeros conocían mi intención de redactar este pequeño artículo y en él lo que digo es la verdad.