La Voz de Galicia

La otra mejilla de los autónomos

Opinión

César Casal

21 Oct 2025. Actualizado a las 11:58 h.

Los autónomos no pueden más. Bienvenido sea el cambio de opinión de ayer. Pero no es suficiente. El colectivo no tiene una bola de cristal para saber cómo estará la economía, por ejemplo, en el 2030. El planeta está más volátil que nunca. Fijar esas escalas de impuestos a medio plazo no tiene sentido. Ser autónomo en este país es un castigo, una maldición. Hay dos tipos, los que deciden serlo por su carácter emprendedor y los que por el trabajo que llevan a cabo no les queda más remedio que ejercer como tal. Unos y otros se felicitan de que el Gobierno haya dado marcha atrás en gravar a los que menos facturan. Lo propuso al fin ayer la ministra, después del clamor en contra. Habló de congelar las cuotas de un tercio de los autónomos en el 2026, los que menos ganan. Es justicia social. La propuesta de la semana pasada solo tenía aspecto de disparate. Está bien que los cambios de opinión del presidente Sánchez a veces sean para bien.

 

Pero ser autónomo es muy duro. No existe el relativo refugio de una nómina fija, tanto de una empresa como de un trabajo estable en las administraciones públicas. Hace mucho frío en ese colectivo. Los autónomos no saben cuándo ni cómo van a cobrar lo que han facturado. Si hay un oficio que consiste en caminar por el alambre es el de quienes se dan de alta en este régimen. Como decía, algunos lo hacen simplemente por el tipo de labor que llevan a cabo, o porque las empresas para las que desarrollan su servicio así se lo demandan. Están los autónomos que dan el paso ellos solos, los que apuestan por la libertad que, en teoría, te da la independencia de ser tu jefe. Pero a menudo olvidamos que esta gente son héroes.

Lo contó la sección de Economía de La Voz y lo escribió el presidente de los autónomos, Lorenzo Amor, en las páginas de Opinión de este periódico: « Es asombroso que en un momento donde los autónomos y las pequeñas empresas llevan dos años destruyendo empleo, ahogados por la burocracia, el incremento de costes, la subida de la inflación y la caída del consumo… se plantee una medida que no hace sino lastrar la competitividad y la supervivencia de miles de negocios». Amor luego añadió la lógica división política que provocan estas medidas. No puede existir el consenso en la injusticia: «La respuesta del Ejecutivo es, además, de una enorme soledad. A las pocas horas de presentarse se quedaron solos, con el arco parlamentario, incluidos sus socios de Gobierno, dando un paso al frente contra la propuesta».

Los autónomos siguen en derechos a años luz de los asalariados. Para ellos no existen los moscosos de los que disfrutan desde el año 83 muchos funcionarios. Siempre han estado maltratados. Nos fijamos en el autónomo al que le va de cine, pero también existe el asalariado que goza de un sueldo espectacular. Lo que construye esta gente no está valorado. En algunos lugares es la única manera de salir adelante. En Galicia sabemos de autónomos porque, a veces, no queda otra para comer. No los castiguemos más, que no pueden ni enfermar. Cuidemos al que, además de ser su propio jefe, tiene que hacer de comercial, currito, gestor, almacenista o secretaria, sin dejar nunca de ser un valiente.


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