La Voz de Galicia

Estamos en una subida permanente

Opinión

Carla Reyes Presidenta de Executivas de Galicia

28 Jan 2018. Actualizado a las 05:00 h.

Cuando hace diez años estalló la crisis y nos explotó la burbuja inmobiliaria, se utilizó mucho una frase: «Vivíamos por encima de nuestras posibilidades». La gente, creyendo que la fiesta no se acabaría nunca, se acercaba a los bancos (y a aquellas cajas) a pedir préstamos hipotecarios y personales. Detrás de las cuentas de millones de españoles lo que se iba acumulando era una deuda insostenible.

La fiesta se acabó y la economía cayó en picado llevándonos al hoyo del que felizmente estamos ahora sacando la cabeza. Y buena prueba de ello es el consumo. Las cuestas: la de enero, la de septiembre, la de después de Semana Santa, la de después del carnaval y las vacaciones de invierno, las que aparecen tras cada largo puente… Todas ellas existen porque somos ante todo usuarios y consumidores. Va en nuestra sangre del siglo veintiuno. Vivimos en una cuesta permanente porque nuestra actividad principal es el consumo, encantados en esa rueda que requiere dinero para producir y gastar ad infinitum

Al contrario de nuestros padres nuestras vacaciones ya no son aquel veraneo en el que nos íbamos al pueblo. Hoy la clase media se va de puente, de Semana Santa, de escapadita, sacándole algo más de brillo a la tarjeta de crédito.

La orografía de las cuestas de precios ha cambiado. Las subidas de enero se han diseminado por el calendario. Los peajes ya se incrementaron a mitad de año y también lo hizo la electricidad, el gasoil depende de lo que baile el crudo en los mercados internacionales y en cualquier momento nos puede dar un susto el pescado, el agua o la comunidad...

Y la nave va. Vuelve a circular el dinero, ahora para ir tapando los descubiertos y seguir tirando.

¿Habremos aprendido algo de la crisis? Probablemente sí, a pesar de nuestra memoria corta que ya se ha olvidado de cuando las cuestas tenían fecha fija en el calendario.


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