La Voz de Galicia

La crisis de Catar

Opinión

Gonzalo Parente

11 Jun 2017. Actualizado a las 05:00 h.

Después de la visita de Donald Trump a Riad se acaba de producir un hecho de notable interés estratégico: Arabia Saudí ha acusado a Catar de colaborar con Irán y respaldar a los Hermanos Musulmanes, además de financiar, supuestamente, a Al Qaida y al autodenominado Estado Islámico. Así, ha puesto al minúsculo país del Golfo Pérsico en el centro de la diana de los males que aquejan al mundo árabe, al iniciar un aislamiento al que se han sumado de inmediato países como Egipto, Libia o Mauritania, cerrándole las fronteras por tierra, mar y aire, además de expulsar a los embajadores. Catar es el tercer país productor mundial de gas, con una población de 800.000 habitantes que disfrutan de una de las rentas per cápita más altas del mundo y un régimen muy férreo. 

Se ha puesto ahora en medio de la lucha religiosa de suníes y chiíes, al haberse acercado a Irán cuando este país se abrió al comercio internacional, después de renunciar a ser potencia nuclear. En Catar radica la famosa televisión Al-Jazeera, que da la información del mundo árabe a todo el mundo. También Catar es el país organizador del Mundial de Fútbol de 2022.

Vemos así como este pequeño país intenta abrirse al comercio internacional, saliéndose de la tutela saudí, por lo que ha sido declarado como hostil en el Golfo. Pero lo más importante para Catar es conseguir que el gas suyo llegue por un gasoducto al Mediterráneo, cosa que puede conseguir con la ayuda de Irán a través de Siria. Así se explica un poco toda la crisis de Catar.


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