¡Fuera la comisión, abajo la subasta!
Opinión
21 Dec 2013. Actualizado a las 07:00 h.
O sea, que teníamos razón. La subasta eléctrica ha sido un timo. Dicho más finamente, como corresponde a la Comisión de Competencia, hubo que invalidarla por «circunstancias atípicas». Supongo que en unos días tendrán la cortesía de decirnos cuáles han sido esas circunstancias o, expresado con la brutalidad que merece el episodio, cómo han montado el atraco. Esperemos que no haya sido el truco del almendruco que ya gustaba a Zapatero: se anuncia una subida inhumana de la luz, y después aparece el Gobierno benefactor que rescata al pobre ciudadano de las garras malignas de las eléctricas. Yo me creo todo. Especialmente, cuando se practica con tal entusiasmo el arte de la manipulación.
Más allá de los malos pensamientos, hay una evidencia: un sector del impacto social de la luz eléctrica no se puede dejar a la decisión de intereses privados que buscan el máximo beneficio con descaro y menosprecio de la opinión. Sería inútil pedirles que tengan en cuenta los cinco millones de parados, los salarios de beneficencia, los hogares que no pueden encender la calefacción, o el millón largo de familias que el año pasado sufrieron cortes de energía porque no la podían pagar. Los participantes en la subasta (productores, comercializadores, intermediarios y bancos) responderían con una frase de moda: «No somos una ONG». Y como no son una ONG, barren para casa con absoluta insensibilidad. Y con un agravante: el supervisor que ahora descubre las «circunstancias atípicas» estaba presente en la subasta. Y se la colaron sin vaselina.
Ante ello, ¿qué hacer? ¿Una nueva subasta? ¿Un pequeño cambio de las normas para aliviar el escándalo? Dejémonos de paños calientes. Si la Comisión Nacional de la Competencia estuvo presente en la gestión del atraco y no lo vio, hay que disolver ese organismo porque ha demostrado su completa ineficacia. Si descubrió algo raro, no fue cuando se hizo, sino cuando los atracadores habían vuelto a casa dispuestos a recibir los parabienes de sus jefes y preparados para recibir su parte del botín. Por lo menos, espero que sean cesados los directamente responsables, porque nadie creó más alarma en este país.
Y sigamos dejándonos de paños calientes. El sistema de subasta ya no sirve. Habrá sido útil para quitarle al Gobierno la impopularidad de ser el único promotor de las subidas. Con ese fin fue pensada y utilizada. Si la intención ya era sospechosa, los resultados son perniciosos para la economía y para el estado de ánimo del país. Si el precio de la electricidad afecta a la salud de las empresas, a la competitividad por los costes y al bienestar de los ciudadanos no se puede dejar en manos de quienes demostraron ser profesionales de la especulación.