Demagogia fiscal irresponsable

Los anuncios de medidas fiscales realizadas por el presidente Feijoo en los últimos días, bajar el IRPF y subir el impuesto sobre los hidrocarburos, ponen en evidencia su perfil más derechista y neoliberal. Por lo que se sabe, sus efectos serán nulos sobre la economía y sobre los ciudadanos en su conjunto: los 35 millones de euros que nos ahorraremos en el IRPF nos ayudarán a pagar los 53 millones en que aumentará el precio de la gasolina. No hay por lo tanto ninguna rebaja que beneficie a los ciudadanos, solo una redistribución de la carga fiscal.

Una redistribución injusta porque reduce un impuesto directo, en el que se paga según renta, para subir otro indirecto, que los ciudadanos pagan por igual con independencia de su nivel de riqueza. Las medidas propuestas por Feijoo llevan al extremo esta estrategia neoliberal porque están mal diseñadas: la rebaja del IRPF también deja fuera a las personas que tienen menos ingresos. Un pensionista que cobre la pensión media o un parado con prestaciones no verán reducida su tributación por IRPF pero sí que tendrán que pagar la gasolina más cara.

Pero lo más grave, lo reaccionario en realidad, de la propuesta de Feijoo tiene que ver con la cultura fiscal que lleva detrás. Porque si bien en términos cuantitativos es irrelevante, estamos hablando de 5 euros al mes de media de ahorro en el IRPF que luego no llega para pagar en las gasolineras, en lo cualitativo tiene efectos perversos.

En un momento de desequilibrio en las cuentas públicas, en el que por falta de ingresos se justifican durísimos recortes en las prestaciones sociales, el presidente Feijoo dice que a él le sobran recursos y que quiere y puede bajar los impuestos. A partir de ahora, ¿cuál va a ser su discurso para justificar los recortes? ¿Qué le va a decir a los enfermos crónicos que tienen que sufrir el copago hospitalario? ¿Y a los empleados públicos a los que vuelve a recortar el sueldo y ya llevan así cinco años? Porque ya no podrá argumentar la falta de recursos cuando se dedica a prometer rebajas fiscales.

En Galicia, al igual que en el resto de España, no hay un problema de exceso de gasto, lo que tenemos es un problema de falta de ingresos, sobre todo por el fraude y la falta de cultura fiscal. En estas circunstancias, el mensaje de Feijoo es letal: renunciamos a los ingresos aunque tengamos que seguir recortando más y más el ya debilitado Estado de bienestar. Rancio neoliberalismo antisocial.

Una pregunta final: ¿Con qué argumentos va a defender el presidente de la Xunta la solidaridad como principio básico del modelo de financiación de las comunidades autónomas, que tanto nos beneficia, si él puede bajar los impuestos mientras que otros, los que pagan esa solidaridad, los están subiendo?

Estamos muy necesitados de un profundo debate sobre una reforma fiscal estructural, lo que nos sobra son las ocurrencias de demagogia fiscal irresponsable.