Hoy, gran cataclismo

Pueden acusarme de antipatriota. Y de desleal y cenizo. Pero un cataclismo de consecuencias imprevisibles puede asolar hoy España. Un huracán que va a dejar nuestro futuro hipotecado y con una herencia llena de cicatrices. Porque la que se nos viene encima si conceden los Juegos 2020 a Madrid no se la imaginan ni aquellos que viven de vendernos tan magistral proyecto.

El empeño de exalcaldes, alcaldesas, presidentes, príncipes, tiralevitas y gentes de buen vivir va a resultarnos catastrófico. La próxima generación dedicará media vida a sufragar la juerga. Porque unos Juegos siempre son ruinosos. Montreal se pasó 30 años pagando los fastos. Pekín, Londres y Atenas triplicaron sus previsiones de gastos. Claro que el caso de Madrid, por lo visto, será diferente, porque se van a gestionar con extremo rigor. Con el mismo con el que gestionan los presupuestos municipales que arrastran una deuda de 7.500 millones.

Roma, más sensata, optó por la retirada. Pero aquí, los pelotillas y zalameros de palacio sacan pecho. Eso mientras nos dicen que no tenemos para aspirinas, para pizarrillos ni para dependencia. Y mientras decenas de miles de vecinos nuestros viven de la sopa de beneficencia. Y ahora acúsenme de demagogo.