¿Y si todo fuese exactamente al revés?
Opinión
17 Sep 2012. Actualizado a las 06:00 h.
Que los analistas económicos no andan finos ya lo sabíamos. Pero que pueden hacer sus pronósticos contra la lógica común era cosa difícil de creer, hasta que, viendo lo que se ha escrito sobre el manguerazo de Bernanke, llegué a la conclusión de que, con tal de citar a Krugman o Stiglitz, se puede decir cualquier cosa.
La idea que dominaba hasta ahora era que los mercados y la gente corriente tenían intereses contradictorios, y que el Gobierno estaba obligado a hacer equilibrios entre el ajuste, que exigen los crueles mercados, y la expansión pseudokeynesiana, que demandan los demagogos y toda la gente que no tiene que cuadrar cuentas públicas. Pero este esquema, que llenó los periódicos de tonterías durante cuatro años, acaba de quebrar en Estados Unidos, donde un manguerazo puramente electoralista (40.000 millones de dólares al mes, y hasta que san Juan baje el dedo), discutido por los republicanos y por los más conspicuos empresarios y académicos, se presenta en Europa como la obviedad del siglo, en cuya virtud coinciden esta vez los mercados y los ciudadanos, y que tanto sirve para inyectar euforia bursátil al lado de allá, feudo del dólar y de Wall Street, como al de acá, feudo del euro, de la libra, de otras monedas y de un sinfín de bolsas que trabajan el minifundio.
Y eso, con la lógica en la mano, no es posible. Porque si es una medida electoralista, los fríos y anónimos mercados acabarán exigiendo que sean los electores los que paguen la factura. Si los mercados están entusiasmados, como parecen afirmar las bolsas, los ciudadanos ya pueden echar mano a la cartera, porque -al menos hasta ahora- militaban en bandos enfrentados. Si la medida beneficia la economía dólar, los agentes de bolsa europeos pueden dejar el cava en la nevera. Y si Obama y Bernanke ya saben que esto es pan para hoy y hambre para mañana, las bolsas europeas deberían caer en vez de subir. Porque esta otra manera de razonar, que hace bueno todo lo que sucede en América y malo lo que hacemos por aquí, ni parece científica ni permite a Estados Unidos atar los perros con longanizas, y no deberíamos tolerar que fuese la piedra filosofal con la que los tertulianos prueban siempre que Merkel y Schaübel son los malos, mientras Krugman y Bernanke son hermanitas de la caridad.
¿Y como se puede meter este galimatías dentro de la lógica? Pues muy fácil. Basta con decir que mientras Obama está huyendo hacia delante, Europa está ajustando duramente su economía. Y que, en vez de haber subido por el manguerazo de Bernanke, las bolsas europeas tienen ganancias porque aquí no hay manguerazo. De esta manera vuelve a cuadrar todo, los milagros de la imprenta se hacen innecesarios, y los sindicatos pueden seguir siendo enemigos de los mercados, que, si no me equivoco, es lo que quieren y necesitan ser.