LOS SUELDOS DE POLÍTICOS
Opinión
AL DÍA / Pedro Villar
19 Jul 2001. Actualizado a las 07:00 h.
La rivalidad política provocada en Francia por la cohabitación y los deslices de Chirac cuando era alcalde de París están sirviendo para que salga a la luz el escándalo de los fondos reservados. El primer ministro Jospin ha revelado el reparto real de este dinero negro que sirve, entre otros destinos, para conceder sobresueldos a buena parte de la elite administrativa y de la clase política. En el fondo de este asunto está la hipocresía de los bajos sueldos políticos. Es absurdo que un presidente del Gobierno o que un ministro gane lo mismo que un profesional en su primer empleo. Y no tiene sentido que un diputado o un senador perciba unas retribuciones todavía inferiores, muy por debajo de las que son normales en el sector privado para trabajos intelectuales de mediana responsabilidad. Tony Blair, en un rapto de realismo, subió su sueldo y el de sus ministros muy significativamente tras ganar las últimas elecciones y fue crucificado por ello. Sin embargo, la opinión pública preferiría estos raptos de realismo a tener que contemplar los escándalos a que conduce la situación actual en algunas viejas democracias europeas.