La Voz de Galicia

El retorno del Azkar sin complejos

Lugo

Marcos Pichel

26 Apr 2009. Actualizado a las 02:55 h.

Llamando a las puertas del play off, quitóse el Azkar de encima el lastre que se traía de Santiago. Se dedicó el conjunto lugués a lo que sabe: jugar un fútbol sala práctico, por momentos esplendoroso, para tutear y superar a un Barcelona que tenía pinta de ogro pero se fue asustado de Lugo. Sólo quedan dos jornadas, pero ya han igualado a puntos con el octavo, el MRA, con el que a partir de ahora jugarán una guerra psicológica en varios frentes para poder meterse entre los ocho mejores.

Suena a tópico pedirle a los jugadores que no dejen resquicios, que minimicen los espacios en defensa, sobre todo cuando los rivales tienen dinamita por pies. No quieren curarse en salud los entrenadores, sino que son conscientes de que el mínimo error puede ser letal. No importa que se tengan controladas todas las variables, que el plus de motivación supla la diferencia de estatus, porque a la mínima, llega el castigo, no siempre merecido. Da igual que el Azkar tuviera múltiples oportunidades que hubieran garantizado una diferencia holgada al descanso; otra vez más, la eficiencia de sus jugadores necesitó de un sinfín de intentos para marcar. Que se lo digan a Fernandinho, que antes de conseguir el primer gol del partido, había fallado dos manos a manos. A la tercera, en la menos clara, dio con el camino al interior de la portería (a la media vuelta en el área), y se lo aprendería de memoria.

Extra de ganas en el menú azul, con Fernandinho de cuchillo con el que tronzar la resistencia y saciar el hambre de siete días local. El brasileño mostró su filo a la vuelta del descanso, tumbando con un regate al meta visitante, sentando las bases de lo que podría ser el triunfo más ilusionante.

Mucho más físico, más corpulento, y quizás hasta más técnico (por algo va tercero) el Barça que los lucenses. También, por una vez, previsibles, sin más idea que buscar a su referencia arriba, o bien Fernandão (que en la segunda parte no participó, lesionado), o Igor. No les dejaba más opciones el Azkar, que les obligaba a perderse si no tenían la pelota, a ser incapaces de dar más de cuatro pases seguidos. Pero los lucenses no se permitían el más mínimo signo de debilidad, porque podía ser castigado, y sin aparentes dificultades. Lo vivieron en sus carnes antes del descanso. Primero, Juan Carlos López aprovechó la indecisión de dos defensores locales para colarse entre ellos y hacer el 1-1; después, Igor, el más activo del conjunto azulgrana -ayer naranja-, quebró de tacón a Werner y superó a Óscar Iglesias.

Lección aprendida

Los de Bruno aprendieron la lección. Porque el Azkar mostró dos caras. Una menos consistente, temerosa, menos presente; otra, predominante, coincidía con la presencia de Mimi y de Fernandinho, y de Adri, que le permitía dominar, adueñarse de la posesión, y ofrecer sensación de peligro cuando se acercaba a al portería de Sedano. Fue la de toda la segunda mitad, en la que el Barcelona no dio con la tecla para detener el recital de ganas, de querencia por la victoria, de verticalidad y control del Azkar. El gol de Adri, que quebró a todos y dio la victoria, resultó el ejemplo más claro, en un final trepidante con dobles penaltis fallados por los dos equipos.


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