La Voz de Galicia

Joe Biden, atrapado en una crisis que no quería afrontar

Internacional

Esperanza Balaguer nueva YOrk / E. La Voz
Manifestación del pasado dia 11 en Nueva York

Evita involucrarse personalmente en el conflicto, mientras crece la presión del ala más a la izquierda de su partido

18 May 2021. Actualizado a las 09:17 h.

Joe Biden se ha visto sorprendido por una crisis que no quería afrontar. El estallido del conflicto en Gaza, tras siete años de tensa calma, no entraba en la agenda del presidente estadounidense más interesado en enfocar la política exterior hacia China y en revivir el acuerdo nuclear con Irán.

Las presiones para que se involucre personalmente en el conflicto crecen, mientras altos funcionarios de Washington tratan de negociar en la sombra un alto al fuego, después de bloquear en cuatro ocasiones una declaración del Consejo de Seguridad de la ONU sobre el cese de las hostilidades.

Biden se limitó el lunes a anunciar que iba a conversar por segunda vez en 48 horas por teléfono con el primer ministro Benjamin Netanyahu. «Hablaré después», dijo a la prensa tras una declaración sobre la pandemia.

El tradicional papel mediador de Estados Unidos en el conflicto se ha encontrado con las evasivas del demócrata, que ha enviado a la zona al subsecretario de Estado para Asuntos de Israel y Palestina, Hady Amr.

La Casa Blanca afronta la crisis a través de lo que su portavoz, Jen Psaki, ha calificado de «diplomacia silenciosa», mientras arrecian las críticas desde el ala más a la izquierda del Partido Demócrata por la connivencia con los crímenes de Israel. 

Resistencia interna

Porque el mandatario se ha encontrado por primera vez en la historia del país con una fuerte resistencia interna debido a la llegada de la congresista de origen palestino Rashida Tlaib, la musulmana Ilhan Omar y la progresista Alexandria Ocasio-Cortez. Las tres han calificado la respuesta bélica de Israel a los cohetes lanzados desde la Franja de Gaza como un acto de «terrorismo». El único cambio en la postura de Biden ha sido lanzar un llamamiento a Israel para que haga todo lo posible por evitar víctimas civiles, pero reiteró su apoyo al derecho del país a defenderse.

El presidente también habló por primera vez por teléfono con el líder palestino Mahmud Abás, a quien le pidió en cese de los ataques por parte de Hamás. Una tentativa de acercamiento que se vio ensombrecida por la venta de armas a Israel por valor de 735 millones de dólares (más de 600 millones de euros).

Biden autorizó la operación el pasado 5 de mayo, una semana antes del comienzo de las hostilidades, informó ayer The Washington Post. Las acusaciones comenzaron a llegar incluso desde países aliados. El presidente de Turquía, Recep Tayyip Erdogan, acusó a Biden de «escribir la historia con sangre en las manos» por apoyar a un Estado «terrorista». 

Un papel cada vez más complicado para el presidente que confiaba en que el conflicto siguiera adormecido. Sus predecesores Bill Clinton, George W. Bush y Barack Obama fracasaron en sus intentos de llevar la paz a Oriente Medio con grandes iniciativas.

El presidente Donald Trump puso a su yerno Jared Kushner, un judío ortodoxo, al frente de la negociación de un acuerdo que nació muerto porque no contaba con los palestinos. Biden tiene por delante evitar la guerra total.


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