La Voz de Galicia

El veto de Jácome a otros concejales para oficiar bodas es un caso único en Galicia

Galicia

Sara Pérez Redacción / La Voz
Hace un año, coincidiendo con el entroido, Jácome oficiaba una boda en el Concello en la que los novios y los invitados estaban disfrazados. Él no pudo caracterizarse

En el resto de las corporaciones, los novios pueden elegir quién los casa

15 Mar 2024. Actualizado a las 18:13 h.

No todos los ayuntamientos comparten las mismas normas para celebrar las bodas civiles, pero hay una cuestión que la mayoría de las corporaciones respetan: en un momento tan personal, lo normal es que sean los novios quienes escojan a la persona que los va a casar. Puede ser un juez, el alcalde o cualquiera de los concejales. En Galicia, Ourense es la excepción: su regidor, Gonzalo Pérez Jácome, ha vetado que otros miembros del gobierno local oficien las ceremonias. «A mí ese señor no me casa», fue la respuesta de una de las novias que tenía pensado casarse en agosto cuando se enteró de que no podría casarla una concejala de la oposición, la socialista María Fernández, a quien ella había elegido.

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El alcalde, el más popular. Cualquiera de los 25 miembros de la corporación, sean del gobierno o de la oposición, oficia bodas civiles. El alcalde, Miguel Anxo Fernández Lores (BNG), firma al inicio de cada mandato la delegación en los otros 24 ediles, de manera que queda en manos de los contrayentes (y de la agenda de los políticos) decidir quién los casa. Sí es cierto que Lores es quien más bodas oficia al año, con mucha diferencia sobre el resto. Las bodas se celebran todos los días, excepto domingos y festivos, y se pone a disposición de los novios uno de los salones del pazo de Mugartegui, en el centro histórico. Para quienes prefieren una ceremonia más sencilla, está la sala de comisiones o el despacho del alcalde.

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Los novios mandan. En María Pita, tanto la alcaldesa, Inés Rey (PSOE), como los concejales del gobierno local y de la oposición, están habilitados para oficiar las bodas. Son los novios quienes tienen la posibilidad de solicitar qué edil en particular quieren que presente el acto. Tras la pandemia, en el 2022, hubo un bum de bodas. Entonces, el concejal de Educación, Jesús Celemín, era el preferido.

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Libertad para elegir. Las parejas que deseen casarse por lo civil en Vigo pueden escoger al concejal que oficie el enlace, también de la oposición. El alcalde, Abel Caballero (PSOE), firma un decreto para delegar esa responsabilidad en otro miembro de la Corporación. Sin embargo, es el regidor quien oficia la mayor parte de las bodas porque así se lo piden los novios. Las ceremonias se realizan en el pazo de Castrelos.

Ferrol

Siguiendo el protocolo. Lo habitual en el Concello de Ferrol es que sea el alcalde, José Manuel Rey Varela (PP), quien oficia las bodas, o, en su defecto, concejales de gobierno por orden de precedencia: teniente de alcalde, portavoz y otros ediles. Así lo establece la normativa. Sin embargo, si lo piden los novios, los concejales de la oposición también casan. Si no tienen preferencia, la primera opción será el alcalde, o quien lo sustituya en caso de que su agenda no lo permita.

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Sin problemas. En el pazo de Raxoi es la alcaldesa, Goretti Sanmartín (BNG), quien oficia habitualmente los enlaces, pero, si los novios piden a algún concejal concreto, ya sea del gobierno o de la oposición, esta cede el puesto a través de una delegación expresa. En Santiago nunca ha habido problemas para elegir oficiante de bodas.

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A la carta. Todos los concejales de la corporación de Lugo pueden oficiar los casamientos, y son los novios los que eligen a su maestro de ceremonias. Dependiendo de su disponibilidad, aceptan o derivan la petición a un compañero.

Con información de Serxio Barral, David García, Lorena García, Alejandro Martínez, Rosa Martínez y Rocío Pita.

El alcalde ourensano cesó a una funcionaria y cambió las normas para acaparar los enlaces

Miguel Ascón 

Fue hace ahora dos años cuando saltó la polémica. El alcalde de Ourense, Gonzalo Pérez Jácome, anunció en marzo del 2022 que revisaría las normas para la celebración de las bodas civiles y que relevaría a la funcionaria municipal encargada de organizar los enlaces. Cumplió ambas promesas, porque, según asegura, la trabajadora y un concejal habían montado una «mafia» para que ese edil —Pepe Araújo, antes de Ciudadanos y ahora del PP— oficiase las ceremonias con carácter preferente. Ahora es el propio Jácome quien acapara ese protagonismo en exclusiva.

La última modificación de las normas para la celebración de los matrimonios civiles data del 19 de septiembre del año 2023, y el texto subraya que esa competencia corresponde al alcalde. Se citan para justificarlo dos instrucciones de la Dirección General de Registros y Notariado, de 1995 y del 2013, y la Ley Reguladora de Bases del Régimen Local. Y, para dejarlo claro, la norma ourensana subraya que «o alcalde se reserva a facultade de autorizar persoalmente os matrimonios civís no Concello de Ourense».

En el texto se establece que, «con carácter xeral», las bodas se celebrarán en el salón de plenos del Ayuntamiento, aunque se deja abierta la puerta a elegir otra dependencia —dentro de la misma casa consistorial— «sempre que reúna as condicións adecuadas de decoro e funcionalidade». También se fijan para este tipo de eventos los lunes, martes, miércoles, jueves y viernes de 9.00 a 14.00 horas, y el primer y último sábado de cada mes de 10.00 a 13.00 horas. De nuevo, la normativa ourensana permite excepciones, pero solo «previa autorización de Alcaldía».

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No querían a Jácome

Jácome es quien oficia las bodas, pero se prevé que pueda delegar esa competencia «en caso de ausencia, enfermidade ou imposibilidade». Sin embargo, tradicionalmente, los novios podían manifestar su preferencia sobre el concejal encargado de dirigir la ceremonia. Así era hasta hace solo unos días. La semana pasada, el alcalde anunció en rueda de prensa que ya no delegaría más bodas en los concejales de la oposición. Y, efectivamente, este miércoles, las parejas que ya tenían la fecha y el oficiante cerrados empezaron a recibir llamadas para advertirles del cambio.

El año pasado fueron 25 los futuros matrimonios que pidieron a un concejal distinto al alcalde para sus bodas. Los más solicitados fueron los portavoces de PSOE y BNG, Natalia González y Luis Seara, con cuatro parejas interesadas. Solo en seis ocasiones los novios pidieron que el oficiante fuese un edil de Democracia Ourensana diferente a Jácome. La mitad las acaparó su número dos, Armando Ojea, que está a punto de incorporarse al Parlamento gallego como diputado.


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