La Voz de Galicia

Mikel Izal: «Si llegase al paraíso, seguiría buscando algo mejor»

Fugas

maría doallo
Mikel Izal estrena su primer trabajo en solitario.

El artista presenta su primer disco en solitario, «El miedo y el paraíso», en el que plantea un viaje a lo más profundo del ser humano

03 Nov 2023. Actualizado a las 10:35 h.

Después de doce largos años al frente de una de las bandas más queridas del indie rock nacional, Mikel Izal (Pamplona, 1982) emprende su aventura en solitario. Lo hace desgarrándose la piel para mostrar todo lo que lleva dentro, que no es poco teniendo en cuenta que se describe a sí mismo como un inconformista nato. Hoy ve la luz El miedo y el paraíso, un disco planteado como un viaje a través de distintos estados de ánimo y momentos de la vida. «Es un camino de descubrimiento personal con el que es muy fácil empatizar», explica el propio artista.

Luces y sombras se proyectan en este álbum, que está empapado de la madurez del artista navarro, una persona que destaca por su intensidad, acostumbrada a plasmar en sus letras lo que siente desde la más absoluta verdad. El miedo y el paraíso está compuesto por diez canciones que son capaces de generar desde las lágrimas a muchas ganas de ponerse a bailar. Al disco le sucederá una gira de presentación, que arrancará en febrero y ya tiene una cita confirmada en Galicia. Será en el Palacio de la Ópera de A Coruña, el 21 de abril.

­—¿Cómo ha sido emprender el camino en solitario, sin Izal?

—Ha sido una decisión natural, aunque no premeditada. Me cuesta mucho acomodarme en un sitio, por muy bien que me vaya allí y por mucho amor que reciba en ese lugar. Tengo una naturaleza que se acostumbra demasiado rápido a los estímulos y eso es un problema, pero también es un motor de vida porque me hace arriesgarme, moverme y vivir cosas nuevas. Y esto es lo que ha ocurrido. Para mí, los doce años con Izal han sido una pasada, con personas espectaculares a las que además voy a echar muchísimo de menos, pero mi forma de ser me pedía iniciar una nueva aventura y volver a tener incertidumbres y miedos. No estaba tan nervioso e inquieto con la salida de un disco desde hace muchos años.

­—¿Cómo fue dar vida a «El miedo y el paraíso»?

—Fue un proceso largo. El disco lo compuse hace ya casi dos años y medio, o sea, que lo tengo presente desde hace mucho tiempo. Durante toda la última gira de Izal, este álbum ya existía y tuve que compaginar muchísimas emociones a la vez. Este disco, que es muy íntimo, ya estaba en mi cabeza y al mismo tiempo vivía una despedida intensa y brutal con los Izales. El miedo y el paraíso es un hijo muy buscado y tengo muchísimas ganas de enseñarlo y de tocarlo para que no me caduque en las manos. Afortunadamente, está muy vigente, incluso más que nunca, porque sigo experimentando todo lo que habla como si lo hubiese compuesto ayer.

­—¿Qué ha cambiado en la creación y composición de los temas realmente?

—A nivel compositivo, es verdad que no ha cambiado mucho la historia porque ya lo hacía para Izal, componía solo desde la tranquilidad de mi hogar. Luego lo ponía en común con el grupo y ellos entraban en el proceso de arreglos. Sí que es verdad que al no tener en el horizonte esa segunda fase junto a los Izales, esta vez jugué más que nunca a ser productor y me pasé más horas buscando los elementos que quería que aparecieran. Pero este disco lo he hecho con ayuda de Santos & Fluren, que son amigos y mis productores de confianza. Se han involucrado a saco en este trabajo y nos lo hemos tomado con muchísima calma para que el resultado fuese perfecto. Hemos trabajado como tres amigos en una grabación extraña, muy larga y enfocada a disfrutar sin presión más que nunca. Por primera vez nadie me perseguía con una fecha de publicación, así que me dediqué a jugar en el estudio hasta llegar al disco que queríamos.

—¿De qué se ha empapado para crear este disco, musical y vitalmente hablando?

—Directamente de mi vida. Me he analizado y diseccionado más que nunca. Los temas llevan por título nombres de conceptos o sentimientos muy básicos, que forman parte de un camino para descubrirme, que empieza desde El miedo —primera canción del álbum— y van hasta El paraíso —última—. He trabajo en ver en qué partes me divido y qué emociones me conforman hasta ser capaz de explicármelas a mí mismo. Por lo que he visto, con los temas que hemos ido lanzando hasta hoy, que por fin ve la luz el álbum, es curioso cómo al final he diseccionado a un ser humano muy estándar. La gente ha conectado más que nunca con lo que escribo y es porque lo he hecho desde una desnudez y desde una honestidad extrema. A veces piensas que te pasan cosas muy especiales y resulta que basta con compartirlo con la gente para descubrir que a todos nos pasa lo mismo más o menos, pero distinta manera. Me ha quedado claro que somos todos mucho más parecidos de lo que pensaba.

­—Veníamos de «Hogar», el último disco con Izal, un trabajo en el que volcó la ansiedad, la tristeza y las dudas que experimentó en un momento complicado de su vida. En «El miedo y el paraíso» hay de nuevo canciones que agarran el corazón, muchísima profundidad y transparencia. ¿Es casualidad?

—Siempre he pensado que Hogar fue una especie de puente, sin buscarlo, con el que cambié un poco la forma de escribir o directamente cambié yo. No soy la misma persona que empezó con Izal hace casi trece años porque me han pasado millones de cosas. Creo que en ese último disco se notó el cambio porque dejé a un lado la música ligera para profundizar del todo en mí mismo. Hogar tiene muchos puntos comunes con El miedo y el paraíso, a pesar de que en este nuevo álbum hay el sonido diferente. Predominan los sintetizadores y ganan importancia los vientos y cuerdas.

­—¿Ha llegado ya al paraíso o eso solo son pequeños momentos de la vida?

—No, siento que nunca voy a llegar a sentirme en el paraíso porque no está en mi naturaleza, aunque estoy convencido de que no se puede vivir allí si no que se hacen breves visitas. De hecho, creo que si llegase al paraíso no me daría cuenta y seguiría buscando algo mejor, aunque estoy trabajando mucho en identificar esos momentos en los que estoy plenamente feliz.

­—¿Cuál es su canción favorita de este disco?

—Prometo que no puedo destacar una. Con este disco tengo muchísimas ganas de que la gente haga algo muy vintage, que es sentarse a escucharlo de principio a fin, que disfruten del viaje completo conmigo, porque nunca me he sentido más orgulloso de lo que he expresado en unas canciones.

­—En el 2024 le tocan varias visitas a Galicia. Ya no quedan entradas para el 21 de abril en A Coruña y el Caudal Fest, del que es cabeza de cartel, está vendiendo a un ritmo frenético. ¿Se esperaba esta acogida?

—Estaba acojonado y, viendo la acogida de la gira, ahora respiro un poco más tranquilo. Lo que siento es muchísima gratitud y compromiso. Tenía como la responsabilidad de seguir emocionando a aquellos que nos habían seguido con el grupo y creo que eso se ha conseguido porque estoy recibiendo muchísimos mensajes de agradecimiento y empatía a través de las redes. En general veo que la gente que seguía a Izal es muy fiel y es maravilloso descubrirlo así. Sé que todas estas personas apoyarán también a Alberto —Pérez, que fue guitarrista de la banda— cuando publique su disco en solitario que ya está preparando.

­—¿Qué está escuchando ahora?

—La verdad es que estoy descansando la cabeza musicalmente pero todo lo que hace Bon Iver me encanta y Pau Corea, con el que trabajaré en esta gira, me ha sorprendido muchísimo y se lo recomiendo a todo el mundo.

­—¿Qué tema le gustaría haber compuesto a usted?

Bohemian Rhapsody de Queen me parece estratosférico. Aunque sea un poco tópico siento que es brutal y de hecho, con 14 años, me hizo empezar a ver la música de otra manera.

­—Aunque en sus canciones se abre en canal, cada vez es más difícil conocer aspectos de su vida, situaciones cotidianas e íntimas que antes no le importaba enseñar, ahora ya no. ¿Es peligroso mostrar a la persona que hay detrás del artista?

—Es porque me he vuelto mucho más desconfiado en los últimos cinco años. Antes era muy inocente y poco a poco me fueron pasando cosas que me hicieron darme cuenta de que lo mejor era proteger mi intimidad y guardarme lo que soy con mis amigos y mi familia. Creo que es parte de nosotros mismos reservar lo que somos para personas especiales porque si exponemos eso, entonces nos podemos convertir en una especie de personaje.

 


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