Todos los retratos (en llamas) de Céline Sciamma

Decía en una entrevista la directora Céline Sciamma que no intenta formar parte de la historia del cine, porque al ser mujer no pertenece a ella, y por tanto es libre para hacer lo que quiera. Como mujer, lesbiana, escritora, guionista y directora, la francesa se autoexcluye así de las normas marcadas por el mundo del cine, y liberada de ellas, se permite trazar una carrera ajena a todo aquello que no le interesa contar, que no le interesa ver como cineasta y espectadora. Nacida en 1978, debutó con Water Lilies en el 2007. Su primera película fue seleccionada para el festival de Cannes, y allí estaba ya Adèle Haisel, su pareja durante años y para la que escribió el papel de Héloïse en la fabulosa Retrato de una mujer en llamas, con la que logró el premio al mejor guion en Cannes y el reconocimiento internacional. Aunque esto ocurría hace solo dos años: por el camino, la obra de Sciamma se ha centrado en una tradición tan francesa como explicar (o más bien intentar entender) ese terrible momento en el que un niño se convierte en adulto. En la más que recomendable Tomboy, sumaba la confusión de la identidad de género y un pasmoso respeto por la mirada infantil. Y por la adolescente en Girlhood, la historia de un grupo de chicas negras de los suburbios de París, una historia de sororidad en medio de la ausencia de expectativas.

LAS ARTISTAS DE LA HISTORIA

Pero Sciamma decidió dejar atrás a los niños y el presente, mirar al siglo XVIII y contar una historia de amor entre una pintora (Noémi Merlant) y su modelo (Adèle Haisel). Y en dos horas le dio un pasado a las artistas de la historia, a las lesbianas, y sobre todo a la memoria del amor, a la pasión construida con miradas, en un ejercicio brillante de contención.

Tras el éxito de Retrato de una mujer en llamas, presentó este invierno en Berlín su último trabajo, Petite Maman. Y de nuevo, ha vuelto a la infancia.