La Voz de Galicia

«El miedo ya se ha instaurado en la música»

Fugas

TEXTO: CARLOS CRESPO PABLO SÁNCHEZ (CANTANTE)

La del SonRías Baixas será la única actuación que el grupo valenciano, referencia fundamental del mestizaje comprometido, ofrecerá en Galicia antes de su anunciada despedida

02 Aug 2018. Actualizado a las 15:57 h.

Una docena de conciertos le quedan a La Raíz antes de afrontar un tramo final de su carrera que jamás habrían podido si quiera imaginar: dos conciertos en Barcelona (Palau Sant Jordi) y tres en Madrid (Vistalegre) con todo vendido, además de un último en su Valencia natal que se presume apoteósico. Y es que desde que a finales del pasado año anunciaran que en este 2018 se disolvían su cotización se ha multiplicado exponencialmente.

Nunca fueron La Raíz un grupo más de entre los muchos que en el ámbito del mestizaje surgieron al rebufo de Mano Negra y sus secuelas. Su propia esencia multirracial y multicultural les aportó una dosis de autenticidad que reforzaron y singularizaron con un acercamiento musical al rock, poco frecuente en los grupos de su órbita, al hip hop y a las músicas latinoamericanas. Una serena pero rotunda dosis de compromiso social y con la memoria histórica y una más que generosa actitud en directo hicieron el resto.

La próxima semana encabezan el cartel del SonRías Baixas, en la que será la única escala en Galicia de su gira de despedida que, irónicamente, han titulado Seguro que nos veremos otra vez. Pero me da a mí que no.

-La primera pregunta es obligada, ¿por qué decidís parar ahora?

-Porque desde la parte compositiva era absolutamente necesario. No había inspiración y tampoco se trataba de hacer un disco por hacerlo. Era preciso parar, descansar y ver las cosas desde fuera para repensarlas.

-Ese «seguro que nos veremos» con el que habéis titulado la gira, ¿deja una puerta abierta?

-No sé, Es el título de una canción del último disco. No hay ningún otro mensaje escondido. Aunque no niego que también es una ilusión.

-En el comunicado de despedida decíais que «este tren va tan rápido que nos ha hecho descuidar algunas cosas». ¿A qué os referíais?

-A la parte íntima de nuestras vidas. Cuestiones como ser padre o atender a una familia son difíciles, si no imposibles, con el ritmo que tenía La Raíz.

-¿Qué conclusiones estáis sacando, qué estáis descubriendo en esta gira de despedida?

-Somos cada vez más conscientes de que habíamos llegado a un punto que para nosotros era inimaginable, a un nivel de éxito que no podemos abarcar.

-¿De qué es de lo que más orgulloso te sientes de estos doce años?

-De haber sido siempre nosotros, de haber funcionado como una pandilla. Y, sobre todo, de haberlo autogestionado y autofinanciado todo, sin discográficas de por medio.

-¿Cuáles han sido los mejores momentos que has vivido con el grupo?

-Para algunos habrá sido el salir de giras, el conocer países y mucha gente... En mi caso, el momento con el que me quedo es ese en el que llevo las canciones al local y se las enseño por primera vez a mis compañeros.

-¿Y los momentos más difíciles?

-Cuando hemos tenido algún roce con la parte más salvaje de la industria de la música, con toda esa gente que no son tus amigos y se quieren aprovechar de ti. El grupo ha sido una golosina para mucha gente y no ha faltado quien haya querido sacar tajada. Pero en esos momentos hemos sido especialmente valientes y nos hemos mantenido en nuestras trece.

-¿Qué ha significado Galicia para La Raíz?

-Al principio, una meta. Era una ilusión llegar a la otra punta de España. Fuimos hace siete años por primera vez, a O Carballiño. Tuvimos cinco personas. Once encima del escenario y cinco abajo. Pero a partir de entonces cada vez que hemos ido siempre ha sido algo muy especial. Supongo que os lo dirá todo el mundo, pero es verdad, sois una gente superamable y muy abierta.

-¿Cómo libraréis a partir de ahora esa «guerra al silencio» que os ha servido de «leit motiv» durante todo este tiempo?

-Como el artisteo y la creatividad los llevamos dentro seguro que cada uno los hará aflorar a su manera. Pero ya sin presiones, desde el corazón otra vez.

-En «Entre poetas y presos» decís que sois «la voz que grita entre los huesos de las cunetas para despertar al universo». ¿No creéis que hoy más que nunca es necesario mantener esa voz?

-Siempre es necesario. En La Raíz siempre hemos estado comprometidos con la ideología de recuperar un montón de causas perdidas. Sobre todo, el concepto de libertad. Nos encanta que los jóvenes aprendan ese mensaje y que después de escucharnos se vayan a casa pensando en ello. Porque eso es lo que hace que no se pare nunca ese necesario flujo de la memoria.

-En alguna ocasión, en referencia a la reciente persecución y condena de algunos músicos, has dicho que en España está triunfando la «política del miedo». ¿Hasta qué punto os ha influido eso?

-A nosotros, por nuestra manera de escribir, no nos ha influido de una manera drástica. Hemos pasado como de puntillas sobre ese precipicio. Pero sí, el miedo ya se ha instaurado en la música y eso es una mierda.

-Vosotros habéis criticado que, en cambio, se promueven otras músicas «que llevan implícitos valores nefastos para los jóvenes».

-Por supuesto. Vemos a diario que se están promoviendo músicas que llegan a cientos de miles de jóvenes con un mensaje que falta absolutamente al respeto a las mujeres o a las diversas identidades sexuales. Eso también es hacer política. Una política mucho más brutal.

-¿Quién crees que ocupará el espacio que ahora va a dejar vacío La Raíz?

-Pues no lo sé. Justo ahora estamos en un momento en que no solo está cambiando la manera de crear música, sino también de producirla y de venderla. Es difícil saber qué camino tomará la industria y los propios artistas. Va todo tan rápido que no sé qué artista va a poder durar mucho tiempo. Hay bandas que están creciendo mucho como Zoo o Desakato pero, ya te digo, van a vivir otra época. No sé si podrán llegar tan alto como ha llegado La Raíz.

-¿Cómo imaginas ese último día, ese último concierto?

-Ahora mismo no estoy en condiciones de imaginar eso. Prefiero ni pensarlo. Quiero vivirlo cuando llegue el momento. Supongo que será muy tremendo en todos los sentidos.

-Y al día siguiente, ¿qué harás?

-No lo sé. Pero yo sin música no puedo vivir. Así que haré música, eso seguro. Pero ya veremos, la haré tranquilamente, de corazón y sin presiones para decidir si la presento, si me la quedo para mí o si se la regalo a alguien. Voy a poder permitirme el lujo de poder decidirlo yo sin la presión del mercado. Y voy a disfrutar mucho de mi hija, que va a nacer en octubre.

-¿Qué es lo que más va a echar de menos de La Raíz?

-Todo, echaré de menos todo. Con La Raíz he vivido cosas muy bonitas. Trabajar con tus amigos es un lujo. Eso no lo tiene cualquiera.

 


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