Francis Alonso, jugador del Breogán: «Estar en la selección española es un lujo, juegues cinco minutos, 30 o ninguno»
Forza Breo
El alero ya se reincorporó al equipo tras otra experiencia con España en la última Ventana FIBA del 2025
02 Dec 2025. Actualizado a las 18:02 h.
Tal y como estaba previsto, Luis Casimiro ya pudo contar en la vuelta al trabajo del Río Breogán con algunos de los jugadores que después del partido previo al parón liguero, ante el San Pablo Burgos, se concentraron con sus respectivas selecciones. Junto al resto del plantel y aún sin Mavra, Brankovic ni Kurucs, que se incorporan este miércoles, sobre el parqué del Pazo ya trabajaron este martes Jordan Sakho, Bakary Dibba y Francis Alonso. Este último, después de disfrutar «al máximo» de su estancia en el equipo nacional.
—¿Cómo describiría esta nueva experiencia en la selección?
—Ha sido muy bonita. Volver a la selección y representar a tu país es una oportunidad que hay que aprovechar al máximo como jugador y como persona. Siempre hay un ambiente especial y fue una alegría poder compartir vestuario con todos esos compañeros.
—¿Fue tal y como esperaba o incluso mejor?
—No me había creado demasiadas expectativas, la verdad. Me sorprendió que a pesar de tanto cambio, de entrenador, de staff técnico, nuevos jugadores jóvenes..., la sensación era de que todo seguía igual. De puertas para dentro no ha habido tanta transformación.
—Aunque ya sabía lo que es vestir la camiseta de la selección, la emoción y los nervios son inevitables, ¿o no?
—Intentas regular las emociones. Los nervios y la alerta siempre vienen bien, y más cuando sabes que estás representando a todo un país. Cuando te pones esa camiseta sabes lo que significa. A partir de ahí, lo que tratas es de ser tú mismo en la cancha y, sobre todo, de dar el 100 %.
—¿Con qué compañero intimó más durante la concentración? Imagino que con Alberto Díaz, excompañero en el Unicaja.
—Nos conocemos desde pequeños, casi nos hemos criado juntos. Con él tengo una relación muy íntima desde hace muchísimos años y, aunque hayamos tomado caminos distintos, cuando volvemos a coincidir en un vestuario es como si no hubiese pasado el tiempo. Pero también he conectado muy bien con el resto de compañeros, tanto dentro como fuera de la pista.
—Era el estreno de Chus Mateo como seleccionador. ¿Cómo lo vio? ¿En qué hizo especial hincapié?
—En una ventana no da tiempo a casi nada, apenas tienes una semana para trabajar. Incidió mucho en que fuéramos nosotros mismos, en que confiáramos en nuestro talento y en el trabajo que nos había llevado hasta allí. Y dentro de estos conceptos, introdujo algunas normas y una estructura de juego. Cuando un entrenador te dice ‘sé tú mismo’, la adaptación es fácil.
—Cinco puntos frente a Dinamarca y el doble ante Georgia. ¿Acabó satisfecho con su aportación?
—Sí, sí. Intenté dar el 100 % y ayudar en todo lo que pude, tanto dentro como fuera. Estoy feliz por haber podido tener la oportunidad de representar a mi país.
—Sorprende su poca participación en el segundo partido, apenas cinco minutos.
—Los planteamientos debemos dejarlos en manos de los mejores, que son los técnicos. Hicimos muy buen partido, poniendo intensidad y físico sabiendo que bastantes de sus jugadores habían estado muchos minutos en pista en el encuentro anterior. Yo estaba preparado para cuando decidieran echar mano de mí. Estar en la selección española es un lujo, juegues cinco minutos, 30 o ninguno.
—En el plano colectivo, dos victorias. Lo esperado.
—En cierto modo sí, aunque es verdad que había cierta incertidumbre por haber seleccionador nuevo, caras nuevas en la convocatoria y también en torno al estilo de juego. Hicimos un trabajo bien hecho. Contra Georgia perdimos en el Europeo, pensábamos que iba a ser un partido difícil y lo sacamos adelante con solvencia. Chus optó por una rotación muy equilibrada en el primer partido para llegar al segundo y exprimirlos al máximo. Fuimos de menos a más y acabamos jugando un baloncesto muy completo.
—¿Cuesta cambiar el chip y volver a la rutina de club?
—No. Cuando acaba el segundo partido uno ya piensa en volver a casa y reunirse con su familia; en mi caso, a Lugo y al Breogán para preparar ya el partido ante el Girona.
—El equipo gerundense es un duro escollo alentado por su gente.
—Es un equipo muy bien entrenado, le tengo mucho respeto a Moncho [Fernández]. Es una cancha muy difícil, con una afición como la nuestra, que anima sin descanso y muestra mucho apoyo a sus jugadores.