La Voz de Galicia

Ferrol y la autocrítica

Ferrol

Andrés Vellón

19 Jul 2014. Actualizado a las 07:00 h.

En Ferrol la autocrítica -ese sano ejercicio de mirarse los errores propios para corregirlos en vez de quedarse uno embelesado con su ombligo- es una práctica poco común. Tanto en el ámbito de la política como entre los ¿gurús? de muchos sectores estratégicos.

Esa desidia, esa tendencia hacia el victimismo y la autocomplacencia, permite un tránsito mucho más agradable por la vida pública. A saber. Si hay un problema, mejor echarle la culpa a otro. Preferentemente si ese otro está en Madrid, en Bruselas o en Arizona. Que así, con tierra de por medio, es más difícil que se produzcan cabreos y que se enerven los teléfonos. El balón largo es aquí una tradición arraigada. Eso sí, cuando hay alguna medalla que colgarse, broten codazos para llegar el primero.

Lo dicho, la autocrítica no es tendencia, salvo dignas excepciones. Y mucha de la que existe nunca se expondría al foco público. Por si las moscas. Abundan las conversaciones en las que lo que se dice, aunque sea osado y brillante, se queda siempre en el esto, entre nosotros. Porque lo políticamente incorrecto lleva altos peajes. Y casi nadie tiene interés en ser el paganani.

Mientras, los severos problemas de Ferrol, sus azotes, siguen más o menos igual. Algunos mejoran levemente y otros van a más. No se trata de establecer culpas, sino soluciones. Pero claro, si la culpa es de un señor de Huelva -se dice Huelva como se podría decir Torremolinos- que se ocupe él del patio. Y aquí, mucho lamento y poco puñetazo en la mesa. Así nos va.


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