Mario y Monchita ratificaron su «sí quiero» tras 70 años de amor
Lalín
La pareja lalinense, de 91 y 89 años, celebró una boda chamánica oficiada por su nuera, Carmen Carballude
17 Nov 2025. Actualizado a las 05:00 h.
De punta en blanco y en un antiguo y elegante autobús de la empresa Lázara llegaron ayer a sus Bodas de Titanio Monchita (Asunción) Rial García y Mario Granja al hotel Torre do Deza. Esta pareja lalinense, de 89 y 91 años, celebró sus 70 años de matrimonio rodeada de familiares y amigos con una ceremonia chamánica oficiada por su nuera, Carmen Carballude.
Cuando se casaron la primera vez, Mario y Monchita pasaron por la vicaría pero no tuvieron fiesta y luna de miel, ya ni soñarlo. Cuentan que «traxe e aneles si tivemos pero a comida xa era pouca». Monchita comenta que «viñemos da misa e fun muxir as vacas e logo marchei para traer o leite ao pobo, que era do que se vivía». En las Bodas de Oro sí hicieron una celebración familiar «pero non algo coma esta» y es que con la ceremonia de ayer cumplieron un sueño y Monchita pudo tener, por fin su ramo de novia. Mario explica que «funlle pintar á casa aos pais e aí quedou a cousa, e mira que pasaba todos os días por diante da porta e non nos coñecíamos. Foi empezar e dous anos máis tarde casamos».
Aseguran que fue un flechazo mutuo. Al preguntarle el secreto de su feliz matrimonio, Mario dice que «nin idea. Fun moi traballador, vicios non tiven, un pouco viño bébese...» y «tivemos unha vida san», apostilla su esposa. Para Mario su máxima dedicación fue siempre «a miña muller, o traballo e os fillos». Monchita ratifica la preocupación constante de ambos todos los días por la familia y el secreto para tanto amor «é respectarse un ao outro». Reconocen que «enfados houbo pero parámolos a tempo», afirma Mario.
Sus dos hijos: Carlos y José Mario, sus nietos: Ángeles, David y Christian y sus bisnietos: Marco, Jairo, Leire y Nerea acompañaron a la pareja que tuvo como padrinos a sus dos hijos y como madrina a Asunción Rial. Una carretilla simbolizó la usada por Mario para hacer la mudanza en un solo viaje cuando la pareja se independizó. La purificación del fuego, la limpieza del agua y los deseos para el matrimonio expresados por los asistentes formaron parte de una emotiva ceremonia en la que no faltó ni el intercambio de los anillos, el «sí quiero» y un beso para sellar 70 años de amor con los deseos de muchos años más de salud y felicidad para ambos. A la ceremonia le siguió el banquete, la tarta de boda y un baile amenizado por el dúo Lucía y Cristina.