La Voz de Galicia

La garra de Xammar y la calma de Nico Rodríguez, tándem de bronce

Deportes

Paulo Alonso

La psicóloga de la vela española explica que al formar el barco se ponderó un equilibrio entre los regatistas que llevase al triunfo en un deporte tan mental

09 Aug 2021. Actualizado a las 05:00 h.

«Compartir equipo en un barco es como un matrimonio, porque la convivencia es muy intensa». La frase es recurrente entre los regatistas. Se juegan la medalla en el más variable de los escenarios. Elementos que escapan al control —un repentino cambio de presión, la basura que frena un barco...— frustran una medalla. Por eso el factor mental cobra tal relevancia. La psicóloga Patricia Díaz-Tendero repasa el trabajo realizado con el 470 del catalán Jordi Xammar y el vigués Nico Rodríguez, bronce en Tokio.

ELECCIÓN

«Lo primero fue ajustar las personalidades de uno y otro»

Cuando la Federación Española de Vela pensó en un compañero para Xammar en el 470 para después de Río 2016, la complementariedad de caracteres fue una prioridad. «Jordi tiene unas cosas y Nico otras, por eso son una pareja perfecta. Cuando se le propuso a Nico unirse al barco, influyó que su personalidad podía darle a Jordi lo que le faltaba, eran complementarios», revela la psicóloga de la selección. «Luego, lo primero fue ajustar sus formas de trabajo y temas de comunicación: rendimiento dentro del agua y reuniones de equipo para analizar rendimiento y objetivos. Saber que quien está a tu lado está igual de comprometido que tú y tiene lo mismo sueño».

EL PERFIL DEL VIGUÉS

«Nico es una persona muy estable en lo emocional; Jordi es una bestia al exigirse»

«Nico es una persona muy estable a nivel emocional. Se conoce muy bien, se regula y tiene una gran capacidad introspectiva. Es la calma, y teníamos que trabajar que pudiese tener otro carácter si lo necesitase», analiza Díaz-Tendero. «Jordi es una bestia a la hora de luchar y exigirse... No se va a rendir nunca», añade.

CONTRATIEMPOS

«Se juntaron para tirar del carro a muerte y eso les unió como pareja»

Cuando ganó el bronce, Nico Rodríguez reveló que el equipo había sufrido momentos duros, sobre todo antes del Mundial de Aarhus (Dinamarca) en el 2018. Hubo inestabilidad en cuanto a los entrenadores. La federación les brindó primero a Carlos Llamas, a ese Mundial fueron de forma provisional con Toni Ripoll y continuaron luego con Gideon Kliger y Juan María de la Fuente. «Cuando se vieron solos, se juntaron para tirar del carro a muerte y eso les unió como pareja», indica la psicóloga.

 La presión de los juegos

«Hicimos un intenso trabajo de gestión de la incertidumbre y la frustración»

El ciclo olímpico del 470 tuvo unos resultados soberbios, con tres medallas en Mundiales y otras tres en Europeos. El éxito generó unas enormes expectativas: eran una de las medallas más «seguras». Pero la vela depende de elementos externos. «En este deporte el trabajo brillante lo puede estropear esa parte que no controlas; el azar existe. Puedes ser cuarto de la forma más injusta. A Ana Peleteiro, aunque entre una nube en el momento de saltar, eso no le afecta, pero en vela puede frustrar una medalla. Así que hicimos un intenso trabajo de la gestión de la incertidumbre y la frustración, para hacer controlable la parte incontrolable», razona Díaz-Tendero.

RUTINAS EN COMPETICIÓN

«Les evaluaba a diario»

Ya en Tokio, Díaz-Tendero trabajó a diario con el 470 español. «Les evaluaba a diario, todas las mañanas, en varias variables, cómo enfocar el día por exigencias de competición, activación, autoconfianza... Yo intervenía para que tuviesen el perfil psicológico idóneo. A medida que se acercaba la medal race, el nivel de estrés era mayor y teníamos que intentar que los reveses no restaran», explica la psicóloga del 470.

Un equipo casi aislado del mundo durante un mes en Japón

Antes de comenzar su última concentración en Japón, Nico Rodríguez y Jordi Xammar decidieron aparcar sus teléfonos habituales y solo comunicarse con un reducido núcleo de personas —la familia más cercana y el equipo olímpico de vela— a través de un número nuevo. De esa manera entendían que se aislarían mejor de la presión añadida y la atención que generan unos Juegos Olímpicos. Díaz-Tendero formó parte de la decisión final. «Esa medida fue una idea suya, y yo la apoyé porque cada equipo decide su modelo de gestión de esa parte en función de su situación. Querían aislarse más de la prensa, las amistades y las redes sociales», explica la psicóloga del equipo. El hermano de Nico Rodríguez quedó a cargo de sus cuenta en las redes sociales, con la información que iba recibiendo en contacto con el regatista, por ejemplo.

«Ellos han sido más mediáticos que otros equipos de la vela española durante esta campaña olímpica. En algún momento pudieron estar más solicitados. La clave está en que a ellos les había funcionado mucho trabajar otras veces en burbuja. En este caso, era un campeonato largo en el que pasan muchas cosas; y la gente puede tener muy buenas intenciones, pero sus mensajes quizás no los puedas gestionar bien. Si algo puede tener un efecto negativo, está bien evitarlo», diferencia la psicóloga.

Díaz-Tendero no considera que la decisión de aislarse sea buena para cualquiera: «Cada uno debe analizar y decidir la forma de llevar estos temas. En su caso creo que fue un acierto porque ellos creían que esa situación podía sumar más que la otra. Pero no es extrapolable. Cada deportista tiene una manera de enfocar y gestionar estas situaciones».


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