La Voz de Galicia

Un estercolero olímpico

Deportes

Antón Bruquetas redacción / La Voz

La contaminación en Guanabara asola tres campos de regatas de los Juegos

28 Aug 2015. Actualizado a las 12:40 h.

Es uno de los lugares más bonitos del mundo. Solo la capacidad de destrucción del ser humano ha conseguido convertirlo en un estercolero. En la bahía de Guanabara se vierten las aguas fecales de 15 ayuntamientos. Aproximadamente 20.000 litros por segundo de desperdicios orgánicos sin tratar desembocan allí arrastrados por los ríos que se encuentran con el mar en aquel conocido rincón de Brasil. En su descenso hasta el Atlántico también desplazan toneladas de basura, entre las que sobresalen montañas de botellas de plástico. «Una inmensa letrina», tal y como la definió el biólogo Mario Moscatelli, será la sede de la vela en los Juegos Olímpicos de Río dentro de un año. La semana pasada en la prueba test para la cita planetaria el windsurfista Wonwoo Cho fue ingresado en el hospital después de intoxicarse mientras competía. También el regatista alemán Erik Heil, campeón europeo en la categoría 49er, tuvo que ser atendido durante los últimos días en varios hospitales de Berlín por múltiples infecciones en la pierna y la cadera. Ya se ha sondeado una posible alternativa: la ciudad de Búzios, a 178 kilómetros hacia el nordeste.

«El agua tiene un color raro, sobre todo dentro de la bahía», explicaba a La Voz el regatista gallego Carlos Paz, quien junto a su hermano Antón, forma uno de los posibles equipos que España mande a los Juegos en la clase 49er. Los dos pasaron a principios de este mes varios días entrenando en los diferentes campos de regata que hay previstos para dentro de un año. Tres de ellos se encuentran en el interior de la bahía y el resto en la zona de Copacabana. «El médico de la federación nos recomendó que tuviésemos mucho cuidado si sufríamos alguna herida y que las protegiésemos bien», recalcaba Carlos, quien, de todos modos, añadía: «En la zona exterior está bastante limpia».

Para frenar la invasión del plástico, el Gobierno de Brasil ha instalado unas barreras de bollarines flotantes que detienen su salida a mar abierto. Operarios se afanan durante horas en retirarlos. Es como una gran zona cero de la destrucción medioambiental. «Berta [Betanzos] y yo lo hablamos en más de una ocasión, estamos navegando por aguas fecales. Y en una clase como la nuestra [FX] es imposible no tragar agua. Por ahora, no nos ha ocurrido nada, pero es otra preocupación que debemos añadir a una prueba ya tremendamente exigente. Y es una pena, porque la bahía es espectacular», comenta la pontevedresa Támara Echegoyen, medalla de oro en Londres, quien no cree que se vaya a cambiar la ubicación de la sede pese a las presiones en ese sentido.

Hasta un sofá flotando

Y es que desde que el domingo terminó la prueba test, las quejas de los competidores todavía permanecen latentes. «Si no podemos conseguir que la calidad del agua llegue a un nivel mínimo, evidentemente moveremos los campos de regata lejos de la bahía, hacia el océano Atlántico», comentó el pasado fin de semana el director ejecutivo de la Federación Internacional de Vela (ISAF), Peter Sowrey. Entre las reclamaciones que llegaron al organismo de los participantes en el ensayo general de los Juegos, se encontraron algunas tan llamativas como la de un regatista que asegura que sufrió daños en el casco de su barco después de colisionar contra un sofá. Puntos rojos en la piel, vómitos, diarrea, fiebre,... Un desastre que los deportistas pretenden evitar. Quieren dejar la bahía de Guanabara.


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