Un jugador con carisma

Entrené a Paulo Assunçao durante mi segunda etapa en el Atlético de Madrid y lo recuerdo como un jugador con un carisma muy alto en el vestuario. Todos los compañeros lo aprecian mucho y, la verdad, él se hace querer. No podía ser de otra manera para alguien que es un buen profesional y que luego, en el campo, se comporta de una manera tan generosa. No escatima esfuerzo alguno para el bien del equipo. Es un futbolista entregado al bien colectivo, que siempre juega en favor del equipo.

Es cierto que habitualmente jugaba como mediocentro defensivo y con un compañero al lado de características más organizadoras, pero él solo se encargaba de equilibrar a todo el equipo. Aunque en el Oporto en ocasiones se le veía en labores más creativas, las características de su juego en España siempre fueron más de destruir. En cuanto a su estado físico tengo pocas dudas y, en cualquier caso, se trata de un jugador contrastado y avalado por una larga trayectoria en Europa. No hace ni seis meses que se fue de un equipo puntero y si el Deportivo lo ha fichado, es porque lo considera válido para lo que el nuevo entrenador desea. En este sentido, Assunçao concentra veteranía y experiencia en una Liga tan competitiva como la española, al tiempo que me parece una incorporación muy interesante para el mercado de invierno.