La Voz de Galicia

El Dépor se ofusca en Mallorca

Deportes

Pedro J. Barreiros

Mal partido del equipo entrenado por Lotina, quien sorprendió con el esquema que saltó de inicio al Ono Estadi

18 Jan 2010. Actualizado a las 12:17 h.

En la tierra de las ensaimadas, el Dépor padeció una torrija descomunal. Atolondrado y sin chispa, sufrió los rigores de un Mallorca que terminará la primera vuelta contando como triunfos todos sus partidos en casa. Con los ecos de su pase copero a cuartos aún en los oídos, a los coruñeses, que caen a la quinta posición, les faltaron casi todas sus cualidades en aquel dorado segundo tiempo. Sería porque la acumulación de partidos y las seis bajas comienzan a pasar factura, pero el conjunto blanquiazul que ayer saltó al campo pocas señas de identidad mantuvo respecto a los anteriores.

De inicio sorprendió, más que por su alineación, por la colocación de sus jugadores. El viejo tópico del fútbol de «no toques aquello que funciona» llevó a Lotina a repetir su exitosa línea defensiva. Así, con Colotto y Lopo de nuevo como centrales, Filipe regresó al lateral zurdo y Manuel Pablo al diestro. El resto se convirtió en un galimatías que solo el profundo respeto ganado por el técnico (de ahí el «milagro» de Lotina) evita comentar con una sonrisa crítica. Laure jugó de interior (y en ocasiones hasta de mediapunta) y Juan Rodríguez, autor de sendos goles en los dos últimos partidos, se trasladó a la izquierda.

Así, en su peor partido de la temporada, en dura competencia en aquel desafortunado de Valladolid, el Dépor siempre jugó a merced de su rival y si únicamente recibió dos goles fue porque el Mallorca pareció recrearse en muchos lances y gracias a las paradas de Aranzubia. Solo en una ocasión puso un nudo en la garganta de su rival: con el 0-0 inicial Adrián encontró la espalda de Ramis para cruzar en exceso ante Aouate. El resto derivó en un monólogo local, bien manejado por la batuta de Julio Álvarez, del que los coruñeses solo extrajeron una conclusión positiva: el empate sin goles con que llegaron al descanso.

Las malas sensaciones deportivistas se plasmaron a los 47 segundos de la segunda parte, cuando ni Lopo ni Colotto acertaron a despejar un córner y el balón le cayó a Mario Suárez, quien en el área pequeña solo tuvo que cruzar ante Aranzubia. Poco después llegó el segundo, en un contragolpe en el que Castro robó la cartera al que nunca falla, Manuel Pablo.

Esta vez no hubo Filipe salvador ni desorden mágico. Por detrás en el marcador en Liga por primera vez desde la visita del Barça a principios de diciembre, el Mallorca jugó con el Dépor como un muñeco. Su única respuesta fue un disparo alto de Iván Pérez, pero llegó veinte minutos después. Mallorca sigue siendo gafe.


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