La Voz de Galicia

El juvenil extremeño Chirri corona la temporada de sus sueños

Deportes

P. Barreiros

22 Feb 2009. Actualizado a las 02:00 h.

«Hay que jugársela y a mí me salió bien». Carlos Monje Serrano, Chirri habla con el mismo desparpajo con que juega. El torbellino del Fabril, un futbolista eléctrico al que Tito Ramallo modeló con paciencia hasta que pasó de ser un simple revulsivo capaz de reventar partidos en los últimos instantes a decidirlos desde el primer minuto, no tiene límites.

Nacido el 6 de junio de 1990, a un paso de cumplir los 19 años y dejar atrás su etapa juvenil, Chirri llegó a A Coruña hace tres temporadas, cuando fichó por el Montañeros. «Soy de Mérida, pero allí no tenía futuro en el fútbol. Aposté y me vine para aquí», relata. Solo tardó unos meses en vestir la camiseta blanquiazul.

Ganó la pasada Liga con aquel Dépor juvenil que no perdió ni un partido de Liga y ahora disfruta de una temporada para enmarcar. El menudo extremo, de 1,65 metros, jugó las primeras jornadas de Liga en el equipo de División de Honor, pero se incorporó al Fabril, donde acabó sentando en el banquillo a Iván Carril.

No se conformó. Junto a Rochela, campeón de Europa y subcampeón del mundo sub-17 hace dos años, se ha convertido en habitual en las convocatorias de la sub-19. «Me gustan muchos jugadores que juegan en mi posición: Messi, Cristiano Ronaldo, Joaquín,... ¿Si le pediré la camiseta? Primero voy a agarrar bien fuerte la mía y luego ya me preocuparé de las demás», asegura entre risas.

El fabrilista se estrenó ayer en los entrenamientos del primer equipo. «Solo pude dormir unas horas. Fue una sorpresa porque no me esperaba que me llamasen y ahora solo pienso en disfrutarlo», apunta. Una sensaciones por las que ya pasaron varios de sus compañeros del Fabril. Rochela y Juanan hicieron la pretemporada con el primer equipo, el guardameta Alberto se sentó en el banquillo del Bernabéu y Lassad jugará hoy su tercer partido.

En un momento de la sesión de ayer Lotina charló con él. «Me dijo que estuviera tranquilo y que juegue como en el Fabril. Si pierdo la pelota, que no me preocupe», reveló. Su técnico explicó que el canterano «está nervioso, como tiene que ser». «Esta llamada no es un examen, es un paso más. Que se atreva y disfrute», añadió.


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