La Voz de Galicia

Vida de José Narváez, navegante olvidado, cartógrafo y explorador de la costa noroeste del Pacífico

Cultura

H. J. P. Redacción / La Voz

Ediciones del Viento publica una biografía sobre el marino

13 Sep 2018. Actualizado a las 08:17 h.

Tan olvidado ha caído que cuando se habla del explorador Narváez uno piensa enseguida en su ilustre predecesor Pánfilo (1470-1528), cuya expedición partió para conquistar los territorios de La Florida y que murió cerca del delta del Misisipi. Pues bien, en 1788, con apenas 20 años, José María Narváez y Gervete (Cádiz, 1768-Guadalajara, México, 1840) se enroló en la misión a Alaska que acabó por confirmar la presencia rusa en aquella región. Y tres años después, ya como comandante de la goleta Santa Saturnina, encabezó la primera exploración europea del estrecho de Georgia.

Su figura desdibujada cobra ahora firme trazo de la mano del historiador de la Columbia Británica Jim McDowell, cuyo trabajo de investigación Narváez, por aguas inexploradas llega ahora al castellano gracias al sello gallego Ediciones del Viento. McDowell quiere que el navegante gaditano recupere en la historia -puntualmente, en la de la Columbia Británica- el lugar que le corresponde y que habitualmente se ha visto eclipsado por figuras como Alejandro Malaspina, Dionisio Alcalá-Galiano, Cayetano Valdés o George Vancouver.

En su tiempo y en aquella área geográfica, fueron pilotos como él (un rango naval equivalente hoy al de primer oficial) quienes asumían buena parte de las labores de la navegación, el reconocimiento, la inspección, el sondeo y la cartografía, lo que añade valor a su tarea pese a que no solían firmar sus mapas. Buena parte de su trayectoria transcurrió como suboficial en la flota española, pero ello no impide que tripulase y capitanease embarcaciones, efectuase relevantes descubrimientos, interviniese en importantes acontecimientos, navegase a otros rincones del Pacífico y, por último, recuerda McDowell, participase de forma directa, en sus años finales, en el alzamiento político por la independencia que convirtió Nueva España en México.

Sin embargo, es en la costa noroeste del Pacífico donde merece una gratitud mayor por tres de sus expediciones: la citada de Alaska; la del reconocimiento del estrecho de Juan de Fuca; y la de su mar interior (Salish) y la del primer descubrimiento del asentamiento de Vancouver y el contacto con sus pueblos aborígenes.

Narváez tiene así un papel más que destacado en los esfuerzos de la España del siglo XVIII por reivindicarse (de nuevo) como potencia naval, competir por el control del comercio en el Pacífico y continuar con la expansión geopolítica en Nueva España.

El riguroso ensayo biográfico de Jim McDowell llegará el próximo lunes a las librerías.


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