Poniendo los cuernos a Beyoncé
Cultura
18 Jun 2009. Actualizado a las 16:41 h.
En realidad él se niega, pero la ejecutiva Lisa (Ali Carter) erre que erre, se propone beneficiarse por las bravas al financiero Derek (Idris Elba), a la sazón feliz esposo de Sharon (Beyoncé Knowles). A palo seco, es la trama de Obsesionada, que llega precedida de un cierto revuelo en Norteamérica, aunque el público enseguida percibió el tocomocho y la mandó a paseo pese a la bella Beyoncé, aquí sin canciones. Era lógico, la memoria es muy cruel y aunque 1987 queda lejos, la tele y el DVD se encargan de recordarnos aquella (igualmente discutible, aunque más honesta) Atracción fatal dirigida por el casi siempre ventajista Adrian Lyne (recuérdese el timo Una proposición indecente) con Michael Douglas en la piel del marido tentado, Anne Archer como la esposa desafiada y Glenn Close en plan taladrada. Claro que aquella película destilaba moralina reaganiana y a la acosadora le tocaba el rol de repelente, pero en Obsesionada son otros tiempos, sobre todo descafeinados. Y pese al punto osado para un país todavía racista (que no vengan con milongas) que una blanca se encapriche con un negro, el debutante Shill se limita a servir un telefilme en pantalla grande, soso, previsible y solamente atractivo por la presencia de Beyoncé, mejorada como actriz. Es la peli de la semana, pero no la mejor.