Ana Barja, organizadora profesional de espacios: «Lo que más agradecen es el vaciado de la casa tras la muerte de un ser querido»

Ana Barja ( A Coruña, 1990) llega a la entrevista con una ligera afonía debido al éxito del taller de organización de armarios que impartió en las oficinas de S2M Inmobiliaria, en O Temple.

—No hay vida ordenada sin casa ordenada.

—Incluso la gente que se considera muy ordenada puede necesitar un poquito de orden.

—Lo que para uno es perfecto, para otro puede ser el caos.

—El orden es subjetivo. En una pareja, tratamos de encontrar un punto intermedio. Es como con los niños. Si tú no les dices dónde tienen que dejar las cosas, las van a dejar tiradas por ahí.

—¿Cuál es su método?

—Descartar, categorizar y dar su lugar. Un sitio para cada cosa y cada cosa en su sitio.

—¿Qué es categorizar?

—Clasificar, asignar a cada objeto su categoría. Muchas veces lo tenemos todo disperso por la casa y, cuando necesitas algo, no sabes dónde está.

—¿Qué pregunta debe hacerse uno en esos casos?

—Si lo uso, si está en buen estado, si lo volvería a comprar... Son frases que nos tenemos que repetir incluso antes de la compra. La base del orden también es saber comprar.

—¡Cuántos necesitan alquilar un trastero para guardar sus cosas!

—Consumimos demasiado y tenemos que pensar bien lo que compramos, por responsabilidad con el planeta y por si tenemos realmente sitio para guardarlo. La mayoría de las veces la respuesta es no. Las viviendas cada vez son más pequeñas y llega a ser un problema real.

—Intentamos ordenar, pero enseguida vuelve el caos.

—Hay gente a la que descartar le cuesta una barbaridad. A mí también me encantan los recuerdos, pero intento que la gente me explique por qué quiere quedarse con ese objeto. Si compras, pero eres capaz de descartar, está bien. Si no es así, me llamas porque no tienes sitio en los armarios de toda la casa.

—¿Qué hace en esos casos?

—Con cada prenda, analizo desde cuándo no te la pones, si te gusta y si te queda bien. Si no te la has puesto en tres años, adiós.

—¿Cuánto tiempo le lleva eso?

—Un armario de dos puertas puede ser en dos horas y media. También organizo cocinas, trasteros, habitaciones infantiles, zonas de lavandería, canapés, cajones del salón...

—¿A dónde van los descartes?

—Puedes donarlos a oenegés, contenedores de ropa o venderlos en portales de segunda mano. Yo los dono a Equus Zebra.

—¿Lo más duro es vaciar el armario de un ser querido?

—Sí. Lo que más me agradecen los clientes es cuando nos ocupamos del vaciado de casas por defunción. Hay quien prefiere no entrar en la casa, porque le causa dolor. Y al contrario, otras personas necesitan que les acompañemos en ese duro momento.

—También presta el servicio «post-mudanza». ¿Es una de las situaciones más estresantes?

—Así es. Te ayudo a llevarte solo lo que necesitas y te busco un sitio para cada cosa. Una vez la empresa de mudanzas acaba, llega el momento de desembalar todo y buscarle su lugar. Lo ideal es que formes parte del proceso pero, si no, cuando llegues te encontrarás con que todo está en su sitio, no hay cajas en medio y solo te queda disfrutar.

—¿El orden está de moda?

—Es cierto. Las redes sociales están llenas de gente de la que puedes aprender. Pero también aprendo mucho cuando voy a la casa de mi abuela, eh. Ella siempre tiene la casa ordenada, llegues a la hora que llegues.

—¿Qué le dicen cuando explica a qué se dedica?

—¡Cómo no te conocí hace cinco años cuando me mudé de casa!

Quién es: Ana Barja organiza casas, oficinas y trasteros. «Te ayudo a poner orden en tu casa y en tu vida», dice en su Instagram, @OrdenyCreatividad. «La clave es comprar solo aquello que realmente necesitas», explica esta coruñesa de Corme y Laxe.

«Con el adolescente funciona ponerle en su cuarto un cesto para la ropa sucia»

Si hay algo que define a Ana Barja es la empatía y capacidad de escucha, además del sentido del humor. Esto convierte sus asesorías en momentos liberadores.

—«La habitación de mis hijos es una leonera, me desespera». ¿Qué le dice a ese padre?

—Que doy talleres para niños a partir de 3 años en los que les enseño juegos para recoger.

—¿Los adolescentes son una causa perdida?

—Es mejor educarles antes. La adolescencia es una época de mucho cambio, creo que no hay que machacarles demasiado. No debemos dárselo todo hecho, pero sí crearles un sistema para facilitarles las cosas.

—¿Qué funciona con ellos?

—Ponerles un cesto para la ropa sucia en su cuarto.

—¿Algo para los zapatos tirados?

—Los zapateros transparentes, porque les gusta tener las zapatillas deportivas a la vista.

—¿Siempre hay un motivo para el desorden?

—Siempre. Los que son desordenados es porque no le dan importancia a esto o porque no han llegado a vivir nunca con el orden.

—Hay quien encuentra orden en su desorden.

—Totalmente cierto. Es lo típico de «no me toques mi desorden, porque sé dónde está cada cosa».

—¿Cómo se convirtió en organizadora profesional de espacios?

—Desde pequeña me relaja tenerlo todo organizado, pero también sé lo que es el caos. Volver al orden me da tranquilidad. En el 2018 descubrí que existía gente que se dedicaba a esto como una profesión, así que me lancé.

—¿Cómo se formó?

—Me certifiqué en La Escuela del Orden, de la mano de Adelaida Gómez, fundadora de la Asociación de Organizadores Profesionales. Ahí supe que este mundo estaba hecho para mí.